La crispación vuelve a Jerusalén tras la ocupación de una casa en un barrio árabe

La crispación ha vuelto a Jerusalén, esta vez al barrio palestino de Ras el Amud. Tres familias judías ocuparon durante la noche de ayer una casa situada en el monte de los Olivos, metieron sus bártulos y desplegaron una enorme bandera israelí en su exterior. Los radicales acudieron rápidamente a apoyar a los colonos, mientras los árabes intentaban protestar. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, descalificó, pero no impidió la acción.

Para Miguel Ángel Moratinos, representante de la UE para la zona, se trata "de una provocación".Palestinos consternados, activistas israelíes d...

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La crispación ha vuelto a Jerusalén, esta vez al barrio palestino de Ras el Amud. Tres familias judías ocuparon durante la noche de ayer una casa situada en el monte de los Olivos, metieron sus bártulos y desplegaron una enorme bandera israelí en su exterior. Los radicales acudieron rápidamente a apoyar a los colonos, mientras los árabes intentaban protestar. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, descalificó, pero no impidió la acción.

Para Miguel Ángel Moratinos, representante de la UE para la zona, se trata "de una provocación".Palestinos consternados, activistas israelíes de extrema derecha entusiasmados y militantes de izquierda montados en cólera desfilaban ayer ante la ladera del monte de los Olivos para expresar su apoyo o su oposición. Las fuerzas de seguridad se desplegaron por decenas en torno a la casa, de un piso, separada de la calle por un pequeño jardín. Bajo sus miradas atentas, unos diez extremistas del movimiento anexionista Jerusalén es Nuestro llegaron a apoyar a los colonos. Otros grupos de extrema derecha también lo hicieron, llevando a las tres familias algún regalo para "estos judíos valientes".

"Es nuestra casa, nosotros hemos vuelto a casa", declaró Monia Haikin, de 17 años. "Es una tierra judía, hay judíos enterrados aquí, ¿por qué no vamos a vivir los judíos aquí?"

Desde el otro lado de la calle, los palestinos miraban perplejos e indignados. "¿Qué podemos hacer?", se preguntaba un joven palestino, Haytham Ragbi, también de 17 años. "Tirarles piedras no cambiará nada".

Los colonos, llegados de Jerusalén y de colonias de Cisjordania, aseguraban haber firmado un contrato con el millonario judío norteamericano Irving Moskowitz, que acostumbra financiar a la extrema derecha religiosa de Israel.

La cuestión de los colonos es una de las más espinosas en la convivencia entre israelíes y palestinos, y ha provocado el descarrilamiento del proceso de paz que se produce desde hace varios meses. Ni siquiera la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, ha conseguido en su gira y entrevistas con líderes de ambos bandos acercar posturas, y tan solo ha arranca do la promesa de reanudar conversaciones en las próximas semanas en EE, UU. Albright pidió ayer que todas las fuerzas extranjeras -en clara referencia a los ejércitos de Siria e Israel- abandonen Líbano para permitir la unidad e independencia del país y hacer posible la paz en Oriente Próximo. La jefa de la diplomacia norteamericana efectuó esta petición con un discurso pronunciado ante un grupo de empresarios libaneses durante una fugaz visita a Beirut.

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La visita de Madeleine Albright a Líbano constituyó una sorpresa, ya que se produjo después de que declarara en la penúltima etapa de su viaje, Ammán, que no iría a Beirut. Sin embargo, cuando se daba ya por acabado el viaje y su avión volaba desde la capital de Jordania hacia EE UU, el aparato de la jefa de la diplomacia norteamericana aterrizó en Chipre, donde Albright descendió, para tomar un helicóptero y volver atrás

Viaje de Albright

Albright llegó al palacio presidencial de Baabda en medio de grandes, medidas de seguridad. Allí se entrevistó con el presidente libanés, Elias Haraui, el primer ministro, Rafic Hariri, y el ministro de Asuntos Exteriores, Fares Buez. Tras esta reunión, declaró en conferencia de prensa que la solución del conflicto libanés-israelí es una de las claves de la paz en Oriente Próximo.

"Líbano es un país amigo y creemos que avanza en la buena dirección" recalcó la emisaria. En el transcurso de su estancia en este país reclamó también públicamente la investigación hasta el fondo del atentado perpetrado en 1983 contra la embajada de Estados Unidos en Beirut, acción en la que murieron 240 militares norteamericanos, que se encuentra congelada.

Albright regresó a Chipre tres horas y media más tarde, dando por definitivamente cerrada la visita a la región. Sus esfuerzos en favor del proceso de paz continuarán la próxima semana en EE UU, donde se reunirá por separado con su homólogo sirio Faruk Al Chareh y el israelí David Levy.

"Al menos nos hemos puesto de acuerdo para hablar, pero desgraciadamente no hay acuerdo sobre las bases de una posible negociación. En ausencia de un ascensor para ir hasta la paz, usamos la escalera. Pero no puedo hacer predicciones optimistas", había afirmado momentos antes de volver a EE UU Madeleine Albright refiriéndose al encuentro entre los ministros de Exteriores israelí y sirio.

Por otra parte, cuatro dirigentes integristas fueron condenados ayer a muerte en Egipto por su implicación en el asesinato del general Rauf Jairat, responsable de la persecución de los grupos islámicos violentos y que fue abatido a tiros, en pleno centro de El Cairo, en 1994.

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