A falta de mar,
los madrileños que sobreviven a la canícula agosteña en la capital pueden conformarse con algún sucedáneo más o menos consolador. Como las riberas del río Alberche en Aldea del Fresno, elevadas por el paisanaje local a la categoría de "playa de Madrid", que alcanzó este fin de semana los 6.000 visitantes, la mejor cifra de bañistas en lo que va de año (y de baño). Esta vez no hubo sobresaltos -hace diez días, la súbita apertura de la presa de Picadas arrastró a tres nadadores contra unas zarzas-, sino sólo calamidades menores: picaduras de avispas y cortes con las piedras del cauce.-...
los madrileños que sobreviven a la canícula agosteña en la capital pueden conformarse con algún sucedáneo más o menos consolador. Como las riberas del río Alberche en Aldea del Fresno, elevadas por el paisanaje local a la categoría de "playa de Madrid", que alcanzó este fin de semana los 6.000 visitantes, la mejor cifra de bañistas en lo que va de año (y de baño). Esta vez no hubo sobresaltos -hace diez días, la súbita apertura de la presa de Picadas arrastró a tres nadadores contra unas zarzas-, sino sólo calamidades menores: picaduras de avispas y cortes con las piedras del cauce.-