Cartas al director

Libertad de educación pública

Tengo un hijo que el año académico 1997-1998 cursará estudios de tercero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto Salvador Dalí de Leganés (Madrid), y, como es preceptivo, nos hemos personado en el mencionado centro escolar para solicitar el sobre para formalizar la correspondiente matrícula.Nuestra sorpresa ha sido que, al abrir el mencionado sobre, aparece en su interior, además del formulario para la matriculación y fichas académicas, una hoja con las instrucciones para cumplimentarlo. En su apartado séptimo reseña como únicas optativas Religión y Cultura, y Cultura y Relig...

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Tengo un hijo que el año académico 1997-1998 cursará estudios de tercero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto Salvador Dalí de Leganés (Madrid), y, como es preceptivo, nos hemos personado en el mencionado centro escolar para solicitar el sobre para formalizar la correspondiente matrícula.Nuestra sorpresa ha sido que, al abrir el mencionado sobre, aparece en su interior, además del formulario para la matriculación y fichas académicas, una hoja con las instrucciones para cumplimentarlo. En su apartado séptimo reseña como únicas optativas Religión y Cultura, y Cultura y Religión, instando que se elija una de ellas.

Sorprende cómo alguien se pueda decidir sobre materias tan afines entre sí, y más un niño. Pero lo tremendo es que no existe la tan traída y llevada opción a unas optativas de carácter obligatorio porque, como se desprende, simplemente no existe.

En otro documento, se realiza una arenga sobre la religión católica en una fotocopia reciclada, acorde con los tiempos, pero sólo en lo referente al papel. Es el colmo de la sorpresa, que por otra parte no sabría calificar. No entiendo cómo un instituto, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, puede realizar una propaganda sectorial sobre la cultura religiosa. Mal está que en el sobre de matriculación aparezcan informaciones que no correspondan a ese fin y que además no está permitido por el ministerio correspondiente, sino que encima se promulgue de tal manera que cuanto menos resulta ofensivo en un Estado que se califica de laico.

Considero que no corresponde a la Administración Pública realizar propaganda sobre un sector de la religión, y mucho menos a la directora de un instituto realizar este tipo de manifestaciones con o sin su conocimiento. Asimismo, en los comentarios que en el mencionado papel se vierten a modo de cómic, aparecen frases que se usan como manifiesto de lo buenas que pueden llegar a ser las personas que estudian religión católica, discriminando por completo al resto de las religiones, o a ninguna, puesto que no son privativos de esta religión ni de ninguna los valores individuales, sino que son producto de una buena enseñanza, de una correcta educación, del respeto a las instituciones, de la solidaridad, etcétera; en una palabra, de personas con un amplio carácter democrático que, al parecer, se está enseñando a perder.-

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