Un carnicero pierde su puesto por socorrer a un herido 'sospechoso' de tener sida

Intentar salvar la vida a un moribundo le ha costado a Miguel M. su puesto de dependiente en una carnicería de Aranjuez. El encargado del establecimiento decidió el sábado pasado retirar a Miguel de su tarea de carnicero y llevarlo a un puesto oculto al público, después de recibir las quejas de varias clientas. Éstas amenazaron con no volver a comprar allí debido al miedo que les producía el que este hombre hubiese podido resultar infectado de sida al socorrer el día anterior a un toxicómano apuñalado (falleció posteriormente) y del que presumían que sufría dicha enfermedad. Ante esta explicac...

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Intentar salvar la vida a un moribundo le ha costado a Miguel M. su puesto de dependiente en una carnicería de Aranjuez. El encargado del establecimiento decidió el sábado pasado retirar a Miguel de su tarea de carnicero y llevarlo a un puesto oculto al público, después de recibir las quejas de varias clientas. Éstas amenazaron con no volver a comprar allí debido al miedo que les producía el que este hombre hubiese podido resultar infectado de sida al socorrer el día anterior a un toxicómano apuñalado (falleció posteriormente) y del que presumían que sufría dicha enfermedad. Ante esta explicación, Miguel, casado y de unos 30 años, discutió con su jefe. Desde entonces, asegura que está en el paro.Los hechos que han propiciado este caso de discriminación se remontan al pasado viernes en la avenida Plaza de Toros, un lugar muy próximo a la carnicería. Sobre las 18.00 horas, Miguel vio una reyerta en la calle y se bajó de su coche para separar a Antonio C. G., de 34 años, y a su agresor, F. L. A., de 74. A pesar de sus esfuerzos y de los de otras personas, F. L. A. consiguió asestar al otro una puñalada mortal en el pecho.

Miguel se agachó rápidamente para practicarle a la víctima la respiración boca a boca. Como precaución usó una gasa. Sin embargo, con las prisas y los nervios del momento no se cubrió las manos a la hora de hacerle un masaje cardiaco al moribundo. Miguel, cuyas manos tenían heridas sin cicatrizar debido a su profesión de carnicero, se manchó entonces con sangre de la víctima. Y ahí, pese a que nadie ha certificado que el herido estuviese. infectado por el VIH, comenzaron sus problemas.

A la espera de los análisis

"Yo, simplemente quise ayudar a un hombre herido", dice el carnicero

Tanto la juez que instruye el caso como la forense de Aranjuez tomaron el mismo día del suceso muestras de sangre del fallecido para su posterior análisis. De momento, aún no está confirmado que la víctima estuviese infectada por el virus.Miguel, por su parte, también ha tenido que hacerse pruebas. Ayer mismo, a primera hora de la mañana, se paso por el laboratorio del ambulatorio de Aranjuez, donde le tomaron muestras de sangre para saber si tiene anticuerpos del sida o hepatitis B.

"Yo estoy muy tranquilo. Están más nerviosos los que están a mi lado. Me han dicho que es dificilísimo que me haya contagiado el sida -si es que lo tenía el fallecido- y que es más probable que me haya infectado de la hepatitis B", dijo Miguel. Posteriormente, a media mañana, fue vacunado de hepatitis B en el hospital Doce de Octubre, de Madrid. "De todas formas espero que la juez me avise pronto de los resultados de los análisis que se le están haciendo al hombre que murió", comentó.

Algunas clientas habituales del establecimiento comentaban ayer en corrillos lo ocurrido. Muchas no quisieron hablar con la prensa, pero otras, conocedoras del caso, manifestaron su total apoyo al carnicero cambiado de puesto y afirmaron estar dispuestas a dejar de comprar en ese establecimiento e incluso a convocar una manifestación si no se le devuelve el puesto que ocupaba.

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