Kohl insiste en no parar el reloj del euro
El canciller federal alemán, democristiano Helmut Kohl en declaraciones al canal privado de televisión Pro Sieber se pronunció de nuevo de forma tajante contra un aplazamiento del euro, porque tendría "consecuencias catastróficas". Sin embargo, su correligionario y presidente de Gobierno de Baviera, Edmun Stoiber (CSU), lanzó en Múnich, ante el Parlamento de Baviera, una contundente advertencia contra los "compromisos podridos" para la entrada en vigor del euro, y se pronunció por un aplazamiento si no se cumplen de forma estricta los criterios de convergencia.El tira y afloja por el euro sigu...
El canciller federal alemán, democristiano Helmut Kohl en declaraciones al canal privado de televisión Pro Sieber se pronunció de nuevo de forma tajante contra un aplazamiento del euro, porque tendría "consecuencias catastróficas". Sin embargo, su correligionario y presidente de Gobierno de Baviera, Edmun Stoiber (CSU), lanzó en Múnich, ante el Parlamento de Baviera, una contundente advertencia contra los "compromisos podridos" para la entrada en vigor del euro, y se pronunció por un aplazamiento si no se cumplen de forma estricta los criterios de convergencia.El tira y afloja por el euro sigue a toda máquina en Alemania, mientras la coalición de gobierno consume, sin éxito, una nueva cumbre para tratar de cerrar el presupuesto para 1998. Kohl insiste por doquier, inasequible al desaliento, su letanía en favor del euro. En declaraciones a la televisión, Kohl dijo que la no introducción puntual del euro "tendría consecuencias catástróficas para la economía alemana y consecuencias catastróficas para el mercado laboral, para la moneda [alemana] y para muchas otras cosas". Según el canciller alemán, no puede pararse el reloj para salvar al euro. Por la tarde, Kohl recibió en la Cancillería a su homólogo holandés, Wim Kok. Los dos se mostraron convencidos del éxito de la próxima cumbre europea de Amsterdam.
En el mismo sentido catastrofista que Kohl, si fracasa el euro, se manifestó el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Klaus Kinkel. Duda Kinkel de que, si se aplaza el euro, haya "fuerzas para un segundo intento", y pintó un negro panorama: pérdida de prestigio para Europa, huida de capitales hacia el marco, devaluaciones de los socios de Alemania y caída de los esfuerzos por la estabilidad.