¿Qué se puede hacer con 2.500 Millones de pesetas?

El juicio a Tapie y al Olímpico de Marsella destapa la corrupción delfútbol europeo en los últimos años

Con 2.500 millones de pesetas se puede fichar a un par de estrellas e intentar ganar una Liga o una gran competición europea. Pero por la vía legal se corren riesgos. Las estrellas pueden fracasar y el equipo puede perder. Menos riesgos parece ofrecer la vía ilegal: con 2.500 millones de pesetas se pueden comprar partidos, árbitros y rivales. Según el juez Philippon esa fue la vía elegida por Bernard Tapie para convertir al Olímpico de Marsella en el mejor club de Europa. La Copa de Europa ganada en 1993 en Múnich ante el Milan fue la culminación de un proceso iniciado en 1987. Fue esa Copa, t...

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Con 2.500 millones de pesetas se puede fichar a un par de estrellas e intentar ganar una Liga o una gran competición europea. Pero por la vía legal se corren riesgos. Las estrellas pueden fracasar y el equipo puede perder. Menos riesgos parece ofrecer la vía ilegal: con 2.500 millones de pesetas se pueden comprar partidos, árbitros y rivales. Según el juez Philippon esa fue la vía elegida por Bernard Tapie para convertir al Olímpico de Marsella en el mejor club de Europa. La Copa de Europa ganada en 1993 en Múnich ante el Milan fue la culminación de un proceso iniciado en 1987. Fue esa Copa, también, el comienzo del fin del sueño de Tapie.El proceso a Tapie y otras 19 personas acusadas de crear a base de facturas falsas y falsos préstamos una caja B en el OM de 100 millones de francos para comprar partidos, ha servido también para destapar todo un olor de corrupción que ha debido recorrer, y que puede aún recorrer, todo el fútbol europeo. Tapie solía decir: ¿qué es el dinero gastado en comprar un partido comparado con el que se puede conseguir ganando un título? Ese lema sólo podía ponerse en práctica si había clubes o jugadores dispuestos a venderse. Al lado de esa verdad, el resto -pago en dinero negro para evadir a Hacienda, falsos contratos de imagen...- son migajas, una práctica tan extendida en el mundo del fútbol que hasta los procesados en el caso OM se sorprenden de que se les pueda acusar por ello. Mientras el mundo del fútbol cerró el escandaloso caso con el descenso del OM a Segunda, la justicia ordinaria prosiguió sus investigaciones hasta el final. El club, ahora propiedad de Adidas, se ha rehecho en Primera, pero sus antiguos directivos se sientan ahora en el banquillo de los acusados.

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El mundo empezó a derrumbarse alrededor de Tapie -empresario emprendedor y revolucionario, político socialista, diputado íntimo de Mitterrand- justo después de ganar la Copa de Europa de 1993, la primera que ganaba un club francés. El 24 de junio de 1993 la policía descubría en el jardín de Christophe Robert una gran cantidad de dinero enterrada. Eran los francos que algunos jugadores del Valenciennes habían cobrado por dejarse ganar por el OM en un partido de Liga. El caso fue juzgado y Tapie condenado a ocho meses. El caso sirvió también para impulsar definitivamente una investigación comenzada en 1990 y que capturó el botín del OM casi sin querer. El juez Zanoto investigaba el asunto Toulon, uno de tantos casos de corrupción menores en el fútbol francés de finales de los 80. Por orden suya, la policía registró la sede del OM en busca de documentos relativos a traspasos de jugadores del Toulon al club marsellés. Encontró eso, y también mucho más. El caso de las cuentas del OM se ponía en marcha.

La investigación languidecía por falta de pruebas, cuando en 1993 salta el soborno del Valenciennes. Y con el primer detenido, bingo. Jean Plerre Bernés, el capataz de de Tapie en el club, se derrumba. El entramado de corrupción que describió Bernés en sus confesiones -cuentas secretas, intermediarios con maletines llenos de dinero, jugadores venales, trucos y artimañas de despacho- es la base de la acusación. Una acusación que pone en duda la limpieza de todo el fútbol europeo.

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