La Generalitat catalana descarta una ley lingüística que no cuente con el apoyo socialista

Jordi Pujol y Narcís Serra se reunirán en fecha próxima para discutir sobre la futura ley lingüística, aproximar las posiciones entre los criterios del Gobierno y los del PSC y enfriar el debate público. Para la consejería de Cultura, la única diferencia sustancial con los socialistas catalanes es la "disponibilidad lingüística" que se quiere implantar en el ámbito socioeconómico: la obligación de atender a los clientes en la lengua que éstos elijan. El PSC, sin embargo, insiste en que no es necesaria una nueva ley, sino retocar la de 1983 e invertir más dinero en normalización lingüística....

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Jordi Pujol y Narcís Serra se reunirán en fecha próxima para discutir sobre la futura ley lingüística, aproximar las posiciones entre los criterios del Gobierno y los del PSC y enfriar el debate público. Para la consejería de Cultura, la única diferencia sustancial con los socialistas catalanes es la "disponibilidad lingüística" que se quiere implantar en el ámbito socioeconómico: la obligación de atender a los clientes en la lengua que éstos elijan. El PSC, sin embargo, insiste en que no es necesaria una nueva ley, sino retocar la de 1983 e invertir más dinero en normalización lingüística.

El consejero de la Presidencia, Xavier Trias, telefoneó días atrás a Serra para anunciarle una próxima reunión con Pujol, informaron fuentes del PSC. A este encuentro asistirán también el consejero de Cultura, Joan Maria Pujals, y el presidente del grupo parlamentario socialista, Joaquim Nadal.El Gobierno catalán ve inviable una ley de la lengua que no cuente con el apoyo del PSC. No se quiere repetir el error de las leyes de ordenación territorial, que por, no haber sido consensuadas con el principal partido de la oposición han resultado inaplicables. La opción de sacar adelante la ley de la lengua con el único apoyo de los independentistas está descartada por CiU.

Tanto la Generalitat como el PSC son partidarios de que se calme la polémica por la nueva ley lingüística, que amenaza con condicionar el debate "sereno y responsable"' de la ponencia que debe elaborar el texto legal.

El propio Pujol, que concluyó ayer su visita a Roma, emplazó a sus correligionarios a no echar más leña al fuego de la controversia lingüística y pidió sosiego para que la ponencia parlamentaria pueda trabajar sin presión exterior. "Hablaré cuando lo crea oportuno, pero en ningún caso lo haré de manera improvisada", dijo, en una clara reprimenda a los dirigentes nacionalistas que han intervenido en la polémica.

Pujol aseguró que ningún consejero le ha pedido que dé marcha atrás en su propósito de elaborar una nueva ley lingüística. Fuentes del Consell Executiu sí admiten, en cambio, la preocupación de Pujol por la radicalización del debate.

El presidente del Gobierno José María Aznar, interrogado sobre el manifiesto que propone el catalán como lengua oficial única en Cataluña afirmó ayer que todos los manifiestos son dignos de ser leídos -"unos más que otros", apostilló- pero que la realidad es la que es, y recordó que el estatuto establece que tanto el catalán como el castellano son lenguas oficiales.

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Ayer, la ponencia que estudia, la futura ley continuó sus consultas en el Parlament a distintas entidades. Los representantes del sector del comercio se mostraron contrarios a las sanciones y las regionales pidieron que se paralice la reforma de la ley de 1983.

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