Las posiciones del MIRTA y del Gobierno peruano se revelan irreconciliables

Aunque se mantiene absoluta reserva sobre el contenido de las conversaciones entre el Gobierno peruano, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MIRTA) y la Comisión de Garantes encargada de facilitar una salida pacífica a la ocupación de la residencia del embajador japonés en Lima, este enviado especial tuvo acceso a datos sobre su desarrollo que aconsejan moderar la confianza, cuando no ser pesimistas. Hasta ayer al menos, las partes se mantenían irreconciliables, desconfiadas y sin ningún acuerdo sobre la liberación de presos o rehenes.

El repique de campanas que anticipaba en Seman...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Aunque se mantiene absoluta reserva sobre el contenido de las conversaciones entre el Gobierno peruano, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MIRTA) y la Comisión de Garantes encargada de facilitar una salida pacífica a la ocupación de la residencia del embajador japonés en Lima, este enviado especial tuvo acceso a datos sobre su desarrollo que aconsejan moderar la confianza, cuando no ser pesimistas. Hasta ayer al menos, las partes se mantenían irreconciliables, desconfiadas y sin ningún acuerdo sobre la liberación de presos o rehenes.

El repique de campanas que anticipaba en Semana Santa la pronta liberación de los 72 rehenes del MRTA, dando por hecho un acuerdo entre el Gobierno y el grupo procastrista sobre excarcelación de presos por terrorismo, fue más voluntarista que fundado. Ni el presidente peruano, Alberto Fujimori, ni Néstor Cerpa Cartolini, comandante Evaristo, jefe del comando ocupante, han cedido en ese punto. No existe un acuerdo para la excarcelación encubierta de emerretistas sentenciados por delitos sin sangre, ni Cerpa está dispuesto, de momento, al asilo en Cuba de arrancar esas salidas.Independientemente de las esperanzadoras declaraciones del presidente, del primer ministro japonés y su enviado a Lima, o del embajador interino de Bolivia, en buena parte dirigidas al consumo de sus respectivas opiniones públicas, las cosas son muy diferentes en la mesa de negociaciones. únicamente el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, país que integra la Comisión de Garantes, ha admitido el peligroso entrampamiento de la situación. "No vemos ningún progreso", dijo el pasado viernes Lloyd Axworthy.

Entre los maximalismos de Fujimori y Cerpa sobrevive, de todas formas, "una zona de grises sobre la que trabaja la Comisión de Garantes", revela una persona puntualmente informada sobre las conversaciones. En ese margen ensaya la Comisión de Garantes: Canadá, Santa Sede y Japón, a los que se une el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) cuando las reuniones abordan aspectos humanitarios.

Aunque las negociaciones se trabaron políticamente al filo de la Semana Santa porque "las partes no toman en serio su responsabilidad", según denuncia de monseñor Juan Luis Cipriani, representante del Vaticano, el marco legal ofrece perchas a las excarcelaciones: indultos por manifiesta injusticia en la sentencia, acortamiento de penas, revisión de procesos, o incluso a través de una "actualización" a la baja en el censo de emerretistas en prisión. El hecho de pertenecer al MRTA, aunque la sentencia constituya un abuso, crea un problema para su liberación. Un escollo que se debe salvar, de conciliarse alguna fórmula intermedia, es su presentación pública, su venta sin que sea percibida como claudicación.

Condiciones carcelarias

Pero contrariamente a lo su puesto, apenas hay sofisticación en los planteamientos del Gobierno y del MRTA: continúan a por todas. Tampoco se observa detenimiento en la discusión de las condiciones carcelarias de los reos de terrorismo, cuya mejora la Administración pudo ejecutar tiempo atrás de haber atendido los informes confidenciales del Comité Internacional de la Cruz Roja y la letra de los convenios internacionales suscritos por Perú.En lugar de acometerlas, iniciativa que además de favorecer una solución pacífica hubiera reportado dividendos políticos, se prohibieron las visitas de la Cruz Roja a las prisiones desde el pasado diciembre, mes del asalto la residencia diplomática. Tampoco pudo el organismo humanitario integrar la comisión que recientemente evaluó los penales, sin la privacidad, ni tiempo requeridos, ni la credibilidad de los informes del CICR. "Quizas, el tema de las cárceles es una carta que Fujimori guarda como baza", dice un diplomático.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El comandante Evaristo mantiene a rajatabla su exigencia de liberar a los aproximadamente 440 compañeros detenidos, incluido al número uno del MRTA, Víctor Polay, y el Gobierno rechaza de plano esa posibilidad.

La pretendida conciliación entre las partes, anunciada a bombo y platillo por la prensa como un hecho, nunca se dio. "La postura de Fujimori tiene mucho de personal, y el tema de los presos es muy simbólico", destaca la fuente informante. El presidente forjó su gran popularidad con una política implacable contra Sendero Luminoso y el MRTA, y no parece muy dispuesto a traicionar su autoritaria biografía con indultos. Mayoritariamente, la calle no los quiere: "Si acepta el chino [Fujimori] ahora, luego se mete Sendero Luminoso en otra embajada y volvemos a lo mismo".

El Gobierno creyó, equivocadamente a juzgar por el actual escenario, que el comando de Cerpa entraría en franca descomposición con el tiempo. No ha sido así, y el sindicalista devenido en jefe del MRTA aguanta sin aparente quebranto. Pero no todos los rehenes sufren el síndrome de Estocolmo. Una propuesta final del Gobierno rechazada por Cerpa Cartolini, o un deterioro del cautiverio tras el fracaso negociador pueden desencadenar un incidente grave: un rehén muerto, o una sublevación de los generales cautivos, por ejemplo. Esto provocaría la conclusión a tiros de la crisis.

Archivado En