Los metalúrgicos se manifiestan en Francfort contra la gran banca

Varios miles de metalúrgicos del Rin y del Ruhr alemán, entre 10.000 y 30.000, según las diversas fuentes, se manifestaron ayer en el mismo, centro de las grandes finanzas del país, en Francfort, a las puertas del Deutsche Bank, para protestar por el papel de la banca en la fusión de los gigantes del acero, Krupp, y Thyssen, y en defensa del empleo. Los metalúrgicos y su sindicato IG Metall temen, con fundamento, que, sea con OPA hostil o con boda, al final quedarán en el camino miles de puestos de trabajo.

El anuncio la tarde del lunes, de que la OPA (oferta pública de compra) hostil h...

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Varios miles de metalúrgicos del Rin y del Ruhr alemán, entre 10.000 y 30.000, según las diversas fuentes, se manifestaron ayer en el mismo, centro de las grandes finanzas del país, en Francfort, a las puertas del Deutsche Bank, para protestar por el papel de la banca en la fusión de los gigantes del acero, Krupp, y Thyssen, y en defensa del empleo. Los metalúrgicos y su sindicato IG Metall temen, con fundamento, que, sea con OPA hostil o con boda, al final quedarán en el camino miles de puestos de trabajo.

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El anuncio la tarde del lunes, de que la OPA (oferta pública de compra) hostil había muerto y quedaba abierto el camino para un matrimonio de conveniencia entre Krupp y Thyssen, no hizo desistir a los metalúrgicos de manifestarse en la capital financiera de Alemania.Mientras los metalúrgicos partían con sus pancartas al barrio bancario de Francfort, a escasos metros, en la Bolsa de la ciudad, la cotización de las acciones de Thyssen caía 3.500 pesetas, de 417,50 marcos la víspera a 376 ayer, como consecuencia de la vía de matrimonio amistoso escogida para seguir adelante, tras la renuncia de Krupp a la OPA hostil.

Los metalúrgicos echan la culpa de la operación a la gran banca alemana. La indignación es mayor entre los trabajadores de Thyssen, porque en el consejo de vigilancia del consorcio se sientan destacados represen tantes del Deutsche Bank y del Dresdner Bank, que apoyaban con créditos abundantes a Krupp para la OPA. Se preguntan sindicatos y trabajadores cómo no advirtieron al consejo de vigilancia de Thyssen de la operación en marcha.

El clima se ha enrarecido y ayer el presidente del IG Metall, Klaus Zwickel, sacó a relucir una retórica que parecía desterrada desde hace tiempo en Alemania. Antes de iniciarse la manifestación en Francfort, miles de trabajadores del metal habían abandonado ya sus puestos de trabajo en Dortmund, para protestar contra el temido desmantelamiento de las factorías, en aras de las llamadas sinergias.

Los bancos defienden la operación y los que la diseñaron argumentan que es el mejor camino para lograr una mayor competitividad y racionalizar la explotación del acero. Los trabajadores son conscientes de que "cuanto mayores sean las sinergias, más peligran los empleos".

El principal partido de la oposición, el socialdemócrata SPD, coincide en estas apreciaciones. Ayer, su experta en cuestiones financieras, Ingrid Matthaeus-Maier, criticó la presencia de representantes bancarios en los consejos de vigilancia de las empresas y sus participaciones en la industria. "Este cúmulo de influencias es muy grande y debe ser reducido", afirmó.

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