El Kremlin hace campaña de imagen
En la cumbre de Helsinki, Borís Yeltsin ha tomado como modelo a su predecesor en el Kremlin, Mijaíl Gorbachov, y se ha hecho acompañar por un equipo de funcionarios de élite que aclaran y difunden las posiciones de Moscú y le allanan así el camino, contribuyendo a crear una buena imagen del sistema.Los veteranos en cumbres no recordaban un elenco tal de representantes rusos desde los tiempos de Gorbachov y su política de glasnost. Yastrzhembski manifestó ayer que el equipo de acompañantes responde a la necesidad de contrarrestar la mala imagen de Moscú como "un nuevo imperio del mal" qu...
En la cumbre de Helsinki, Borís Yeltsin ha tomado como modelo a su predecesor en el Kremlin, Mijaíl Gorbachov, y se ha hecho acompañar por un equipo de funcionarios de élite que aclaran y difunden las posiciones de Moscú y le allanan así el camino, contribuyendo a crear una buena imagen del sistema.Los veteranos en cumbres no recordaban un elenco tal de representantes rusos desde los tiempos de Gorbachov y su política de glasnost. Yastrzhembski manifestó ayer que el equipo de acompañantes responde a la necesidad de contrarrestar la mala imagen de Moscú como "un nuevo imperio del mal" que se está consolidando en Occidente. Entre quienes se han dedicado a dar doctrina figuraba el jefe del Servicio Federal de Seguridad, Nikolai Kovaliov , quien trataba mostrar que su departamento actúa contra las mafias internacionales, y está también Otto Latsis, un prestigioso periodista del diario Izvestia, que acompañaba a Gorbachov en sus viajes al extranjero.
De forma inesperada, apareció ayer en Helsinki el vicesecretario del Consejo de Seguridad, Borís Berezovski, que fue invitado por el gabinete presidencial y que seguía ayer disciplinadamente las ruedas de prensa de sus colegas. Si Gorbachov gustaba de ir acompañado de economistas, los nuevos tiempos exigen nuevos representantes, y a Helsinki han ido ahora empresarios como Kaja Bendukidze, quien se ha distinguido por criticar el carácter oligárquico 37 cerrado del grupo de financieros que apoyaron a Yeltsin en las elecciones y monopolizaron después las prebendas repartidas por las autoridades.
Con esta ofensiva propagandística, destinada a demostrar que Rusia es una democracia en desarrollo con problemas de crecimiento y no un residuo del pasado autoritario, Moscú se pone a la altura de los nuevos tiempos.