Entrevista:

"El 70% del tiempo las hormigas no hacen nada, que sepamos"

Viéndolo ahí, estirado boca abajo sobre el césped en un parterre del hotel Hilton de Barcelona, nadie diría que este hombre, Cesare Baroni (Sagrado, Italia, 1942), es una de las autoridades mundiales en el tema de las hormigas. Pero, bueno, en el fondo es lógico que alguien que estudia las hormigas pase mucho tiempo por los suelos. "Ni una, ya me lo imaginaba", dice sin levantarse -se ve que está la mar de cómodo, pese a ir de traje y corbata.- "Hace frío para ellas".Baroni, que ha estudiado las hormigas en sitios tan remotos como la India, el Bután y el Nepal, señala que, actualmente, las...

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Viéndolo ahí, estirado boca abajo sobre el césped en un parterre del hotel Hilton de Barcelona, nadie diría que este hombre, Cesare Baroni (Sagrado, Italia, 1942), es una de las autoridades mundiales en el tema de las hormigas. Pero, bueno, en el fondo es lógico que alguien que estudia las hormigas pase mucho tiempo por los suelos. "Ni una, ya me lo imaginaba", dice sin levantarse -se ve que está la mar de cómodo, pese a ir de traje y corbata.- "Hace frío para ellas".Baroni, que ha estudiado las hormigas en sitios tan remotos como la India, el Bután y el Nepal, señala que, actualmente, las investigaciones más interesantes en su campo están dirigidas a dilucidar el mecanismo por el que las hormigas reconocen a su parentela. El entomológo desmonta algunos tópicos, como el de la laboriosidad, vigente desde la Biblia y La Fontaine: "El 70% de su tiempo las hormigas no hacen nada", asegura.

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"No sabemos si duermen, pero el hecho es que pasan la mayor parte de su tiempo sin hacer nada, al menos nada que podamos reconocer", señala Baroni, profesor en el Instituto Zoológico de la Universidad de Basilea, que ha visitado Barcelona para participar en el programa Millenium, de Canal 33. "Dicho esto, hay que añadir que existen determinadas especies, como las Cataglyphis, que mueren literalmente de estrés. Es decir que ese 30% de actividad que realizan, básicamente en busca de alimento, lo llevan a cabo tan frenéticamente que las mata. Esto lo he verificado yo mismo, porque he llevado Cataglyphis de Túnez a mi laboratorio de Basilea y allí, alimentadas, han vivido casi dos años, cuando en libertad viven sólo 30 o 40 días".

El especialista italiano, que posee diversos galardones internacionales y ha descrito varias nuevas especies, explica cosas sorprendentes de las hormigas. "Hay algunas que parasitan a otras. Por ejemplo, las Bothriomyrmex decapitans. No tienen obreras y se hacen adoptar como reinas en hormigueros ajenos. Son capaces de copiar la molécula clave que permite a las hormigas distinguirse unas a otras, no es una copia exacta, pero sí lo suficientemente parecida para provocar la indecisión de los guardias del nido. Entran y le cortan la cabeza a la reina -a veces tardan hasta siete días en decapitarla, porque sus mandíbulas son pequeñas-, y mientras, la reina no hace nada, no se defiende, no entiende quién la ataca. Luego, la hormiga parásita se instaura como reina y pone sus propios huevos".

Otras hormigas, minúsculas, parasitan de manera menos dramática: "Son como pulgas, se instalan en el cuerpo de la reina ajena y aprovechan su alimento. Son muy raras; aquí en España, en Sierra Nevada, las hay".

Nepotismo

Las hormigas siempre han fascinado a la humanidad. "Sí, sobre todo por su estructura social. Tienen al menos cien millones de años de vida social, 25 veces más que nosotros. Y han descubierto cosas muy interesantes, como el nepotismo, el favorecimiento de la familia. Su sociedad está basada en un nepotismo alimentario: favorecen, con alimento, energía, a los individuos con los que tienen mayor relación de parentesco. Es algo espléndido, bien entendido que hablo desde un punto de vista biológico y no moral. Desde esa perspectiva evolutiva, los papas del Renacimiento actuaban muy justamente dando cargos a sus hijos".El entomólogo explica que las obreras, por ejemplo, ofrecen alimento a sus hermanas. Ese altruismo tiene explicación: al dar energía a una hermana, que tiene tres cuartas partes de material genético idéntico -más que madre e hija, que comparten la mitad-, la hormiga está favoreciendo especialmente la continuidad de sus propios rasgos.

Aunque siente un profundo amor por las hormigas desde los siete años, Baroni resalta que no podemos decir en modo alguno que sean inteligentes. "No tienen la capacidad asociativa, recorren un laberinto a buena velocidad en busca de comida pero la experiencia no les sirve de nada, no vuelven más rápido".

No hay que temer, pues, que, como ha apuntado en algún caso la ciencia-ficción, nos vayan a sustituir. "Eso sería a causa de nuestros propios errores. Ellas no evolucionan mucho. Conocemos bastante la paleontología de las hormigas, gracias a las que quedaron atrapadas en ámbar. No son muy diferentes de las actuales". Pero son muchas. "Eso sí, dominan, el mundo numéricamente. No es un cálculo muy científico pero debe haber algo así como 10 elevado a la 17 potencia". ¿Son lo que más hay? "Es difícil decirlo, también hay muchas moscas domésticas".

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