Editorial:

Unos 'cascos negros'

SEA AZUL o verde el color de su casco, que un soldado cometa violaciones y abusos contra menores no significa que toda la milicia, ni siquiera una parte importante de ella, esté pervertida; pero no es menos cierto que a los soldados en misiones internacionales de paz debe exigirseles una especial preocupación por la protección de las poblaciones locales. Los individuos que hayan cometido este tipo de delitos deberían ser perseguidos individualmente y llevados ante la justicia, preferiblemente de su propio país al tratarse de misiones internacionales.El informe de la Unicef que ha destapado cas...

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SEA AZUL o verde el color de su casco, que un soldado cometa violaciones y abusos contra menores no significa que toda la milicia, ni siquiera una parte importante de ella, esté pervertida; pero no es menos cierto que a los soldados en misiones internacionales de paz debe exigirseles una especial preocupación por la protección de las poblaciones locales. Los individuos que hayan cometido este tipo de delitos deberían ser perseguidos individualmente y llevados ante la justicia, preferiblemente de su propio país al tratarse de misiones internacionales.El informe de la Unicef que ha destapado casos de esta índole en Mozambique y en otros lugares revela algunos hechos terribles, aunque peca de imprecisión sobre los delincuentes. Investigar a fondo resulta difícil y, además, debe tenerse en cuenta que pasar a denuncias más precisas tendría como efecto agruparlas por nacionalidades, lo cual podría generar un movimiento contrario a estas misiones en los países que envían a sus soldados en condiciones a menudo precarias y peligrosas. Quizá estos soldados deban recibir mejor formación y sus superiores responsabilizarse más de ellos.

Ahora bien, no cabe confundir estos casos individuales delictivos con el hecho de que allí donde hay soldados en misión, en su entorno suele crecer la prostitución. Es éste un efecto indeseable e indeseado, pero no de la misma índole que las violaciones a mujeres o los abusos a menores.

Desde luego, todo esto no guarda relación con la supuesta crisis de la ONU ni con las dificultades de las misiones de paz. En el orden internacional que se está formando, tenderá a haber más que menos de estas misiones, aunque ya no tanto bajo el mando de la ONU dadas las carencias demostradas al ejercerlo. Ello no obsta para que la presencia en países pobres de numerosos soldados extranjeros en misiones de paz produzca a menudo efectos imprevistos, como la brutal inflación que causó la presencia de varios miles de estos soldados bien pagados en Camboya, junto al aumento de la prostitución denunciado por la Unicef.

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