La intervención internacional, única solución

La situación en el este de Zaire ha dejado de ser un problema humanitario. Más de medio millón de personas vagan errantes por campos y colinas, y no hay ninguna manera de hacer llegar la ayuda a los campamentos de refugiados. Estamos al borde de un conflicto bélico a gran escala en la región", afirma Pablo Ruiz, mercedario y voluntario de Cáritas, que junto con otros ocho compañeros llegó ayer al aeropuerto de Barajas (Madrid) ras una odisea que iniciaron. el unes en Bukavu, en la frontera entre Zaire y Ruanda, y que continuó después en Entebbe (Uganda) y Londres.El cansancio del viaje no impi...

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La situación en el este de Zaire ha dejado de ser un problema humanitario. Más de medio millón de personas vagan errantes por campos y colinas, y no hay ninguna manera de hacer llegar la ayuda a los campamentos de refugiados. Estamos al borde de un conflicto bélico a gran escala en la región", afirma Pablo Ruiz, mercedario y voluntario de Cáritas, que junto con otros ocho compañeros llegó ayer al aeropuerto de Barajas (Madrid) ras una odisea que iniciaron. el unes en Bukavu, en la frontera entre Zaire y Ruanda, y que continuó después en Entebbe (Uganda) y Londres.El cansancio del viaje no impidió la alegría del encuentro, tras más de un año sin verse, con los familiares y amigos que habían acudido a recibirlos al aeropuerto. Ni mucho menos el recuerdo emocionado del infierno dejado atrás. "Me siento una traidora, los he abandonado", decía una religuiosa, expresando el sentimiento colectivo de un grupo que levaba trabajando en los campos de refugiados de los alrededores de Bukavu desde julio de 1994 y que desea volver en cuanto sea posible.

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Su evacuación supone el fin, demomento, del trabajo humanitario desarrollado por Cáritas en la zona, hasta ahora la nuca organización no gubernamental española que actuaba allí. Tres voluntarios quedan aún en Nairobi (Kenia) a a espera de poder volver si la actuación mejora, y sólo dos jesuitas españoles permanecen en Bukavu.

Sin medios

"'Hasta el domingo no habíamos pensado en salir de Zaire", comenta José Muñoz, mercedario de 38 años, una decisión que se hizo inevitable al ser imposible realizar labores humanitarias y comenzar os combates con armamento cesado entre los ejércitos de Ruanda y Zaire. "No teníanos acceso a los refugiados ni medios de ayuda", añade.La evacuación de los nueve voluntarios de Cáritas fue posible gracias a las gestiones le la Embajada italiana en Kampala y del cónsul alemán en Entebbe, así como a la ayuda del embajador español en Nairobi.

Múñoz asegura que la "catástrofé" -es decir, la muerte de cientos de miles de personas- puede producirse "en 24 horas si no hay una intervención de las potencias". Una opinión compartida por todos los evacuados.

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Jesús Jáuregui, coordina dor de la campaña de Cáritas en Ruanda, país en el que vi vió durante 13 años, afirma que la única solución es "una intervención militar internacional urgente, que obligue a establecer corredores humanitarios por los que pueda llegar la ayuda. La solución política deben encontrarla los propios africanos, y la comunidad internacional limitarse a apoyar después esas negociaciones".

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