Tribuna:

Catalunya, nación plural

El autor afirma que se equivoca quien quiera buscar en las tesis del nacionalismo catalán voluntad de marginación, imposición o autoritarism o frente a otras creencias o ideologías.

Don Emilio Lamo de Espinosa publicó en estas páginas hace unos días (8 de octubre) un artículo bajo el interrogante "¿Cataluña plurinacional?". En él se refirió varias veces a una conferencia mía sobre el nacionalismo catalán que dicté en la Fundación Ramón Trias Fargas. Me veo en la necesidad de responder no sólo por la lógica razón de la alusión personal, sino por el desacuerdo profundo con las tesis que defiende el señor Lamo de Espinosa.De entrada, parece extraño que alguien de oficio tan académico entre a valorar y criticar un texto que no ha leído ni escuchado. Opinar sin conocer es de t...

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Don Emilio Lamo de Espinosa publicó en estas páginas hace unos días (8 de octubre) un artículo bajo el interrogante "¿Cataluña plurinacional?". En él se refirió varias veces a una conferencia mía sobre el nacionalismo catalán que dicté en la Fundación Ramón Trias Fargas. Me veo en la necesidad de responder no sólo por la lógica razón de la alusión personal, sino por el desacuerdo profundo con las tesis que defiende el señor Lamo de Espinosa.De entrada, parece extraño que alguien de oficio tan académico entre a valorar y criticar un texto que no ha leído ni escuchado. Opinar sin conocer es de todas formas un fenómeno que se da a veces en algunos articulistas de opinión. Había otros tiempos en que "la verdad" relucía sin contrastes y no hacía falta el conocimiento previo. Ahora esto ha cambiado, pero es difícil desarraigar algunos "tics".

De todas formas, el señor. Lamo de Espinosa no habría destinado una sola línea a mi persona si no fuese para poder aprovechar la ocasión para remover en las plácidas aguas de la convivencia en Cataluña. Y así intentar agitarlas con un discurso que aparece ya como muy repetitivo y nada novedoso.

Es legítimo que todas las personas que sostienen la tesis (por otra parte, ampliamente rechazadas tanto en Cataluña como en su propio partido) del anterior responsable del Partido Popular en Cataluña intenten defenderlas. Así, en las últimas semanas, personas tan diversas como Rodríguez Ibarra, Vargas Llosa o Sáenz de Ynestrillas han proclamado elogios hacia las tesis anticatalanistas del señor Vidal-Quadras. Pero lo grave del caso es que el objetivo de fondo no es la expresión de la complicidad ideológica, sino intentar producir una fractura interna en Cataluña.

Es sabido que Cataluña no es una nación con una composición social única y homogénea. No lo ha sido nunca. Su situación la ha hecho históricamente una tierra de paso. Somos el. resultado de la sedimentación de muchas culturas y pueblos: íberos, romanos, griegos, fenicios, francos, árabes... Cataluña no es el resultado de una etnia ni de una raza, es un melting-pot. Cataluña no puede basar toda su razón identitaria sólo en Herder, nos hacen falta también Renan o, más recientemente, Havel. Cataluña es un país donde desde siempre ha regido el derecho del "lus Solí" y no el del "lus Sanguinis", como en Castilla. Cataluña no tiene en su currículum prácticas homogeneizadoras como las que se practicaron en el nuevo mundo. Cataluña no se ha inventado nunca un, día de la raza. En nuestra historia reciente, y no es como para estar muy satisfechos, se han producido derrotas, exilios, persecuciones e incluso ejecuciones de un presidente de la Generalitat elegido democráticamente.

No parece que éste sea precisamente el currículum de un país con características represoras o autoritarias hacia sus habitantes o frente a terceros.

Se equivoca quien quiera buscar en las tesis del nacionalismo catalán voluntad de marginación, imposición o autoritarismo frente a otras creencias o ideologías. Como pueblo, hemos sufrido demasiado estas situaciones durante siglos, por lo que tenemos sobrados motivos para aborrecerlas y condenarlas se den donde se den. No se encontrará en. ningún texto de CiU e¡ sus líderes una sola línea que dé argumentos en este sentido. Se encontrará, en cambio, voluntad de integración, de sumar a todos los ciudadanos en la reconstrucción de un país que ha tenido que "volver a empezar" no menos de tres veces en, los últimos 200 años, Y todos los intentos de destrucción de Cataluña y sus señas de identidad han procedido históricamente siempre del que usted autodefine y autodefiende como nacionalismo español. Nacionalismo español que tiene la especial característica de ser transversal y saltar fronteras ideológicas. Desde Negrín a Ortega y Gasset, de Primo de Rivera a Salvador de Madariaga (para no entrar en ejemplos más actuales), o, lo que es lo mismo, desde posiciones políticas absolutamente antagónicas se encuentran algunos puntos de coincidencia cuando disertan sobre el "problema catalán".

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Defiende el señor, Lamo de Espinosa que los pocos o muchos avances. que ha logrado el nacionalismo catalán se deben, entre otras cosas, a su política molesta y victimista. Lo de molesta es comprensible, ya que no siempre se está acostumbrado, por razones históricas, a la aceptación de la diferencia y ésta puede llegar a resultar molesta. En cambio, la cita al victimismo, en referencia al derecho de los catalanes a la recuperación de sus libertades, ya resulta más chocante. Ésta es una senda argumental que nos podría traer a la memoria la referencia "al derecho de conquista" que Gonzalo Torrente Ballester pronunció desde el balcón del Ayuntamiento de Salamanca argumentando contra el retorno a Cataluña de los documentos de la Generalitat.Pero, señor Lamo de Espinosa, ¿sabe realmente cuál es nuestra posición y la de la gran mayoría de fuerzas políticas y sociales. de Cataluña sobre la cohesión social de Cataluña? ¿Ha leído atentamente algún discurso o ensayo de pensadores o políticos nacionalistas catalanes? Si no lo ha hecho, le subrayare algunos párrafos de dos textos recientes. Uno, la última conferencia de M. Hble. Sr. Jordi Pujol, President de CDC, en el marco del Consejo de Barcelona del partido, y el otro, para dar respuesta a las alusiones de su artículo, mi discurso en la Fundación Trias Fargas.

Dice Pujol: "Catalán es todo aquél que vive y trabaja en Cataluña y quiere serlo..."., "Cataluña no se puede construir desde un sector del país, o pensando sólo en una parte del país, sino en su totalidad. Ha de ser un país para todos, respetando la diversidad interna de nuestra sociedad

Y continúa: "El nacionalismo catalán ha subrayado siempre su sentido comunitario y ha hecho de la primacía de la persona la base de su filosofia social y política". Por. último, resaltar que, según Pujol: "Convivencia, no quiere decir indiferencia. No quiere decir que sea igual que la gente se sienta identificada o no con Cataluña, que el catalán se recupere o no. Convivencia no quiere decir esto. Quiere decir que todo lo que se haga se hará sin renunciar a las propias convicciones, pero en el respeto hacia todo el mundo y con espíritu de comprensión".

De ahí se desprende el carácter plural de Cataluña, que no plurinacional. Es precisamente la pluralidad de orígenes la que da las señas de identidad nacional a Cataluña. Nuestra personalidad nacional es la suma de todos y no la exclusión de nadie.

De mi discurso le destacaré una parte significativa en la que defiendo la tesis de que una nación, como Cataluña, que no cuenta con Estado propio, debe la pervivencia de su personalidad cultural y nacional a la voluntad activa de sus ciudadanos de efender esta personalidad, pero también a su cohesión social, y digo: "Nadie debe ser excluido, nadie es prescindible", y prosigo: "Por tanto, a un país que no tiene la estructura propia de un Estado, y cuya pervivencia depende de la voluntad de la gente, le conviene fortalecer el sentimiento de catalanidad, en convicción y en actitudes de la población de Cataluña. Quizás el casi 50% de catalanes que se consideran tanto catalanes como españoles deberían decantarse paulatinamente hacia una mayor catalanidad. La bigamia patriótica no es una buena solución para los problemas de pervivencia para las naciones sin Estado". Y afirmo cuando hablo de la lengua catalana y del sentimiento de catalanidad: "Pero esto no se puede hacer ni por coacción ni por imposición. Ha de ser un hecho querido por la gente. Querer la propia lengua (la propia tierra) es del todo imprescindible para garantizar el futuro de ésta".

La referencia a la voluntad libre de la gente está siempre presente en nuestros textos. No podría ser de otra manera. Cataluña, dadas sus vicisitudes históricas, es hoy todavía un país en construcción. Nadie debería perturbar la cohesión social necesaria para garantizar un futuro de progreso y bienestar a todos los seis millones de catalanes.

Por último, quisiera confesarle que la expresión que tanto le molesta de "bigamia patriótica" me la, inspiró una canción de La Trinca, que, parodiando, bajo el título de Corasón loco, un tema de Machín, rezaba así: "Cómo se pueden querer dos patrias a la vez / y no estar loco.". Lo mío puede sonar original, pero no llegué a tanto.

Joaquim Triadú i Vila-Abadal es miembro del Comitè Executiu Nacional de CDC.

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