Cartas al director

Sobre "polacos"

El señor Vázquez Montalbán pertenece a un curioso linaje de escritores: debeladores implacables del capitalismo y de la sociedad burguesa, pero muy bien hallados con el mercado y la industria cultural. Con todo, el señor Vázquez exhibe una buena conciencia asombrosa. A, su cargo parecen encontrarse los humillados y ofendidos por el imperialismo, por el capitalismo rapaz o por el centralismo arrogante de Madrid. Los adversarios, presuntos o reales, del señor Vázquez y de tan nobles causas nunca tienen razones, sino intenciones torcidas o inconfesables. Unas veces son intelectuales or...

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El señor Vázquez Montalbán pertenece a un curioso linaje de escritores: debeladores implacables del capitalismo y de la sociedad burguesa, pero muy bien hallados con el mercado y la industria cultural. Con todo, el señor Vázquez exhibe una buena conciencia asombrosa. A, su cargo parecen encontrarse los humillados y ofendidos por el imperialismo, por el capitalismo rapaz o por el centralismo arrogante de Madrid. Los adversarios, presuntos o reales, del señor Vázquez y de tan nobles causas nunca tienen razones, sino intenciones torcidas o inconfesables. Unas veces son intelectuales orgánicos del neocapitalismo; otras aparecen como "boquitas pintadas de sangre". Resulta imposible, por principio, que el profesor Andrés de Blas esté en desacuerdo con el señor Vázquez. Sencillamente no ha leído -o ha leído en diagonal o no ha entendido- las polacadas (es decir, las arbitrariedades) del ilustre escritor.El señor Vázquez suele moverse en sus escritos a infinita distancia -él sí- del rigor académico. El suyo es un mundo de ideas confusas y semitópicos; un mundo de bohemia desahogada en el que puede echarse a volar cualquier enormidad -como la del Estado terrorista español- sin que nadie le vaya a la mano.

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Sólo alguien avezado en la picaresca intelectual, es decir, en la utilización fraudulenta de textos ajenos -Tribunal Supremo mediante-, puede ignorar la excelencia de un catedrático a distancia, por lo mismo que ignora las reglas del debate intelectual y las buenas maneras que han de acompañarlo.-

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