Vista gorda del fiscal a la corrupción

El fiscal militar de Rusia, Valentín Pánichev, demostró ayer, en una comparecencia frente a la Duma Estatal de Rusia (Cámara baja del Parlamento), su incompetencia o falta de voluntad para acometer la tarea de la lucha contra la corrupción y la arbitrariedad en el Ejército. Pánichev fue incapaz de contestar a las preguntas que le formularon los diputados.

El fiscal, que tiene en sus manos la investigación de las matanzas de Chechenia, de las muertes de reclutas por hambre y la corrupción de los altos cargos, invocó las dificultades económicas y los retrasos en el pago de los sueldos...

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El fiscal militar de Rusia, Valentín Pánichev, demostró ayer, en una comparecencia frente a la Duma Estatal de Rusia (Cámara baja del Parlamento), su incompetencia o falta de voluntad para acometer la tarea de la lucha contra la corrupción y la arbitrariedad en el Ejército. Pánichev fue incapaz de contestar a las preguntas que le formularon los diputados.

El fiscal, que tiene en sus manos la investigación de las matanzas de Chechenia, de las muertes de reclutas por hambre y la corrupción de los altos cargos, invocó las dificultades económicas y los retrasos en el pago de los sueldos para expresar cierta comprensión por las actividades comerciales del Ejército y la degradación de la institución militar.

Pánichev defendió a los generales que se han construido dachas (casas de campo) con medios superiores a sus ingresos y afirmó que no se han encontrado indicios de delincuencia. Los generales, dijo, pagaron las obras con créditos bancarios obtenidos a cambio de la hipoteca de sus viviendas. El fiscal reconoció no obstante que un número indeterminado de oficiales habrían incurrido en delito al efectuar trabajos de renovación en sus pisos, utilizando mano de obra y materiales de forma gratuita.

El general Lev Rojlin, jefe del comité parlamentario de Defensa, añadió ayer nuevas acusaciones de corrupción a las que ya había formulado contra altos cargos del Ministerio de Defensa. Rojlin mencionó especulaciones financieras con un crédito al cosmodromo de Baikonur (en Kazajstán) en 1993, y la compra a precios exorbitantes por parte del Ministerio de Defensa de una ruinosa residencia a una empresa en la que trabajaba el hijo del viceministro, el general Konstantin Kobets. Mencionó también la venta a precio de saldo de una de las residencias del citado ministerio a una compañía comercial y las fugas de oro y plata procedente del desguace de equipos técnicos.

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