La serpiente se salvó

, Cuando todos los vecinos de la calle de Almansa, 58, entregaban a los técnicos y policías municipales una lista con las pertenencias indispensables que se debían salvar de la demolición, un agente se dirigió al propietario de un bar afectado: "A ver, usted, dígame lo que quiere que saquemos de su local antes de que empecemos con el derribo. Puede que su local sucumba".

"Pues, esto, los documentos... y una serpiente", dijo el hombre. Expresión de pasmo del policía, que añade, intentando poner cara de póquer: "Si quiere hablar de serpientes, diríjase al jefe". Y aquí un vecino terció en...

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, Cuando todos los vecinos de la calle de Almansa, 58, entregaban a los técnicos y policías municipales una lista con las pertenencias indispensables que se debían salvar de la demolición, un agente se dirigió al propietario de un bar afectado: "A ver, usted, dígame lo que quiere que saquemos de su local antes de que empecemos con el derribo. Puede que su local sucumba".

"Pues, esto, los documentos... y una serpiente", dijo el hombre. Expresión de pasmo del policía, que añade, intentando poner cara de póquer: "Si quiere hablar de serpientes, diríjase al jefe". Y aquí un vecino terció en la conversación: "Hombre, si han salvado ustedes un pájaro [los agentes acababan de rescatar una jaula con un canario de una vecina], también tienen que sacar a la serpiente: es también un ser vivo".

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Ahí quedó todo por el momentó. Minutos después, el "jefe", Fernando Macías, encargado del departamento de Rehabilitación de Edificios del Ayuntamiento, decidió rescatar al animal y entró en el local acompañado por el dueño. Y la serpiente, que medía 140 centímetros, salió dentro de una bolsa de deporte, se salvó.

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