El Gobierno de Canadá define a Pujol como un nacionalista no separatista

Jordi Pujol es el paladín de quienes se esfuerzan por conservar la pluralidad cultural dentro de un mismo Estado. Así lo definió el ministro de Asuntos Intergubernamentales del Gobierno federal de Canadá, Stéphane Dion, tras la entrevista que mantuvo ayer con el presidente catalán en Ottawa. Dion se deshizo en elogios con Pujol, a quien puso como ejemplo político para los federalistas que desean hacer concesiones que ayuden a evitar que -a la tercera- triunfe un referéndum independentista en Quebec, la provincia de mayoría francófona.

Estos elogios, que escuchados en Madrid o Salamanca ...

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Jordi Pujol es el paladín de quienes se esfuerzan por conservar la pluralidad cultural dentro de un mismo Estado. Así lo definió el ministro de Asuntos Intergubernamentales del Gobierno federal de Canadá, Stéphane Dion, tras la entrevista que mantuvo ayer con el presidente catalán en Ottawa. Dion se deshizo en elogios con Pujol, a quien puso como ejemplo político para los federalistas que desean hacer concesiones que ayuden a evitar que -a la tercera- triunfe un referéndum independentista en Quebec, la provincia de mayoría francófona.

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Estos elogios, que escuchados en Madrid o Salamanca le hubieran sabido a gloria, a 5.000 kilómetros de distancia parecían incomodar a Pujol, quien visita Canadá invitado precisamente por el Gobierno prosecesionista de Quebec. El presidente de la Generalitat le aclaró al ministro que los catalanes tienen una simpatía lógica y espontánea" por los quebequeses por tratarse de una comunidad que, como la catalana, lucha por preservar su identidad, amenazada por una cultura más fuerte en su entorno. Pujol precisó que no pretendía inmiscuirse de ninguna forma en los asuntos internos de Canadá. El ministro Dion abrió su comparecencia ante la prensa diciendo que para él era un gran honor haberse reunido con Pujol, quien representa a los que se esfuerzan por convencer, "no sólo a los españoles, sino al mundo entero", de que es posible compaginar distintas culturas con la pertenencia a un único Estado. Añadió que las dos únicas alternativas a lo anterior, la asimilación o la secesión, eran muy nocivas. La asimilación cultural es mala, añadió, porque empobrece. La secesión tampoco es una solución, porque si cada pueblo que se reconoce una identidad propia tuviera un Estado, el número de éstos sería casi infinito.Este ministro -equivalente a lo que en España sería el encargado para las Administraciones territoriales- explicó que el Gobierno federal se esfuerza por profundizar en la descentralización de la federación canadiense -la más descentralizada del mundo, después de Suiza, dijo- y en consolidar el reconocimiento de Quebec como sociedad distinta, pero descartó que vaya a repetirse el intento de reformar la Constitución que fue rechazado en referéndum en 1992 (no se confunda con los referendos independentistas del Quebec de 1980 y 1995, en los que también se impuso el no, pero en sentido contrario). Volver a intentarlo, cuando aún está viva en la mente y en el corazón de muchos canadienses anglófonos la creencia de que sociedad distinta es sinónimo de privilegios para Quebec, sería ir de cara a otro fracaso, argumentó Dion, quien se mostró partidario de dedicar un tiempo a hacer pedagogía.

Esta reflexión le vino como anillo al dedo a Pujol para argumentar que también en España resulta prioritario que sean los españoles no catalanes quienes comprendan que el reconocimiento del hecho diferencial de Cataluña no supone un privilegio y que es una reivindicación que puede resolverse en el marco constitucional. Como se recordará, el presidente Pujol planteó hace una semana, en Madrid, una invitación para qué el pueblo español reflexione sobre ello.

Pujol ha encontrado en Canadá un ejemplo útil para Cataluña y España: la financiación autonómica y los mecanismos de solidaridad interterritorial. Mientras Ontario, una provincia rica, aporta a la federación un 10% más de lo que recibe, Cataluña, insiste el presidente catalán, aporta al conjunto español un 20% más de la media y recibe un 17% menos de la media. Sus contactos con políticos federales y quebequeses le han convencido de que tiene sobradas razones para reclamar un cambio en el concepto de solidaridad tal y como se aplica en España.

Las autoridades federales no habían previsto la presencia de la enseña catalana en los actos celebrados en Ottawa, lo que no ocurrió en Quebec, donde todo se ha cuidado al detalle. Fueron los servicios de la Generalitat los que aportaron una senyera para que presidiera las reuniones, junto a las banderas de España y Canadá, de tamaños ligeramente mayores.

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Pujol estará hoy en Montreal, cuyo Ayuntamiento visitará. Desde el balcón de esta casa consistorial lanzó el general De Gaulle, en 1967, su grito de "Vive le Québec libre!". Por la tarde se desplazará a Québec, la capital provincial, donde celebrará su primera reunión con el presidente de la provincia y líder del Partido Quebequés, Lucien Bouchard.

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