RELIGIÓN

Las resoluciones del concilio catalán entran en vigor

Los obispos de las diócesis catalanas promulgaron ayer, festividad de San Pedro y San Pablo, el decreto por el que entran en vigor las 170 resoluciones del Concilio Provincial Tarraconense, más conocido como concilio catalán, que el 5 de junio recibieron la recognitio del Vaticano, después de un año de haber sido formuladas.Las áreas de actividad del concilio parten del carácter plural y secular de la Cataluña actual, y abogan por un acerca miento eficaz a los fieles, así como por la promoción de la solidaridad con los marginados y por la propuesta de que los laicos desempeñen re...

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Los obispos de las diócesis catalanas promulgaron ayer, festividad de San Pedro y San Pablo, el decreto por el que entran en vigor las 170 resoluciones del Concilio Provincial Tarraconense, más conocido como concilio catalán, que el 5 de junio recibieron la recognitio del Vaticano, después de un año de haber sido formuladas.Las áreas de actividad del concilio parten del carácter plural y secular de la Cataluña actual, y abogan por un acerca miento eficaz a los fieles, así como por la promoción de la solidaridad con los marginados y por la propuesta de que los laicos desempeñen responsabilidades directivas en la Iglesia. En el decreto, que será leído hoy en todas las parroquias durante la misa dominical, se señala que "ahora es el momento de recibir el concilio como un don de Dios y de aplicarlo", y que "el concilio ya ha dado múltiples frutos, pero ahora es el momento de intentar conseguir tanto como sea posible las finalidades por las que se convocó". Los obispos piden a sus feligreses en el decreto que "conozcan" y "amen" las resoluciones del concilio y que las apliquen "bajo la guía de los obispos". "Todos tenemos que sentirnos comprometidos", afirman.

Con el decreto de promulgación finaliza el proceso que se inició el primer domingo de adviento de 1992 con la convocatoria del concilio cuyos objetivos se resumían en el lema "evangelizar nuestra sociedad".

El obispo de Solsona, Antoni Deig, señala en su carta pastoral de hoy que "nuestro concilio representó una especie de giro copernicano cuando se abrió al diálogo con el mundo y enseñó que era la Iglesia la que se tenía que hacer presente en todas las culturas".

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