Cartas al director

La complicidad de la UPV

Bien decía Fernando Savater que, mucho antes de acabar la guerra, algunos ya se han prendido las medallas al mérito. Pongamos que los profesores Monreal, Knörr y Castells, en su rifirrafe con aquél sobre la actitud de nuestra universidad frente al terrorismo etarra, aciertan en los detalles. Aun así, en lo principal Savater tiene razón: la UPV, en su conjunto, no se movió. Sea por connivencia expresa de los unos, dejación de los otros o cobardía de los más, la UPV en general ha consentido (cuando-no alentado) hasta ahora la miseria intelectual y moral que ha propiciado el terrorismo.Replican u...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Bien decía Fernando Savater que, mucho antes de acabar la guerra, algunos ya se han prendido las medallas al mérito. Pongamos que los profesores Monreal, Knörr y Castells, en su rifirrafe con aquél sobre la actitud de nuestra universidad frente al terrorismo etarra, aciertan en los detalles. Aun así, en lo principal Savater tiene razón: la UPV, en su conjunto, no se movió. Sea por connivencia expresa de los unos, dejación de los otros o cobardía de los más, la UPV en general ha consentido (cuando-no alentado) hasta ahora la miseria intelectual y moral que ha propiciado el terrorismo.Replican un ex rector, un ex vicerrector y un ex decano. Pues bien, ¿sabrían ellos explicarnos qué justifica el que esta universidad tenga desde siempre instituido y bien dotado un servicio de atención académica permanente a los presos convictos y confesos de ETA? Si hubo tal vez en ella algún pronunciamiento, lo que desde luego ha faltado es el pensamiento. ¿Tantas han sido las tesis, proyectos de investigación, seminarios o debates dedicados a racionalizar lo irrazonable? ¿O es que no se impuso más bien, y en el mejor de los casos, esa blanda tolerancia que guiñaba un ojo al abertzale para no enfadarle, ese penoso nacionalismo carente de argumentos radicales frente al nacionalismo radical? Celebro que la Facultad de Derecho fuera al parecer pionera en el azuzar de la conciencia crítica. Yo me referiré tan sólo a mi propia facultad. Lo que aquí recuerdo son multitudinarias asambleas en protesta por la detención de un profesor etarra y de algún estudiante de la banda. Y disparatados elogios públicos para un ex alumno, a la sazón miembro de la cúpula de ETA y, por lo demás, hasta becario del Gobierno vasco. Y también el "juicio sumarísimo", celebrado ante el silencio de la mayoría, contra un profesor distinguido por su condena del terrorismo. ¿Cuántos denunciaron las pintadas amenazadoras que adornaban los viejos muros de Zorroaga? ¿Quién arranca hoy los carteles que en el campus de Ibaeta recuerdan cada día a los caídos en la lucha armada o convocan a la insurrección?

Hace unos quince años sólo MUY pocos profesores (Savater entre ellos) se atrevieron a llamar a las cosas por su nombre. Otros despertamos más tarde. Pero, descontados los adictos al Pueblo y a sus heroicos defensores, aun quedan muchos que no han dado el paso al frente. Entre todos, en suma, hemos dejado crecer a la bestia y alimentado a sus crías. Así que todavía es tiempo para la reflexión y el mea culpa, no para el yo más que tú o la autocomplacencia.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En