Cartas al director

Un bombón en el Gijón

Por vivir en provincias hubimos de asegurar nuestra entrada al Goya gratuito del último sábado 2 de junio, al nada desdeñable precio de 1.000 pesetas por persona. Por vivir en provincias hubimos de escuchar cómo un traqueteado camarero del café Gijón nos comunicaba neutramente que en Madrid no se sirve café-bombón. Por la tozudez que caracteriza a los provincianos le preguntamos que por qué. Deslizándose tímidamente hacia la insolencia, el experimentado camarero nos comunicó que en Madrid no se toma, y que los fines de semana algunos visitantes de provincias lo piden, pero como durante la sema...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Por vivir en provincias hubimos de asegurar nuestra entrada al Goya gratuito del último sábado 2 de junio, al nada desdeñable precio de 1.000 pesetas por persona. Por vivir en provincias hubimos de escuchar cómo un traqueteado camarero del café Gijón nos comunicaba neutramente que en Madrid no se sirve café-bombón. Por la tozudez que caracteriza a los provincianos le preguntamos que por qué. Deslizándose tímidamente hacia la insolencia, el experimentado camarero nos comunicó que en Madrid no se toma, y que los fines de semana algunos visitantes de provincias lo piden, pero como durante la semana en Madrid no tomamos bombón, pues de eso no hay aquí en Madrid, no ponemos nosotros de esas cosas.Acostumbrados a los sucedáneos, los provincianos nos tomamos sumisamente un cortao. Luego le pedimos un bolígrafo al céntrico camarero y nos lo prestó, si era para un momento.

Por la contumacia que caracteriza al ciudadano provinciano queríamos decirle algo pícaro al aforado camarero. Pero en un arrebato lírico-periférico nos limitamos a transcribirle un hermoso poema de la Yourcenar con la convicción de que el axial hostelero no representaba la amabilidad madrileña con los extrarradios, pero tal vez sí algo del tufillo rancio del café Gijón: "...J'ai vu dans les villes / des damnés serviles; j'ai vu sur les plaines / la fumée des haines... ".

Y se podría apostillar que la exposición de Goya sonaba a improvisación, a prisas y a falta de cariño ... tal vez porque el susodicho aragonés no era más que un terco provinciano.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En