Santa publicidad

La iglesia de San José, junto a la Cibeles, anuncia coches para financiar su revoco

"Sólo pedí que no hubiera niñas en biquini". Felipe Hernández, párroco de la iglesia de San José -en la bifurcación de las calles de Alcalá y Gran Vía-, se resigna ante el poder del dinero. Para financiar el revoco del templo barroco, obra de Pedro de Ribera, ha autoriza do un inmenso anuncio de un automóvil coreano que tapa la fachada. "Por lo menos es sobrio", apunta Hernández en el solar donde residió una temporada san Juan de la Cruz. Precisamente el Grupo Socialista en el Ayuntamiento presentará una moción en el próximo pleno de la Junta Municipal de Centro, en la que propone que no se pe...

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"Sólo pedí que no hubiera niñas en biquini". Felipe Hernández, párroco de la iglesia de San José -en la bifurcación de las calles de Alcalá y Gran Vía-, se resigna ante el poder del dinero. Para financiar el revoco del templo barroco, obra de Pedro de Ribera, ha autoriza do un inmenso anuncio de un automóvil coreano que tapa la fachada. "Por lo menos es sobrio", apunta Hernández en el solar donde residió una temporada san Juan de la Cruz. Precisamente el Grupo Socialista en el Ayuntamiento presentará una moción en el próximo pleno de la Junta Municipal de Centro, en la que propone que no se permita la instalación de lonas publicitarias en los edificios históricos, informa Servimedia.Al párroco no le entusiasma un recurso tan mundano, pero la lona publicitaria aportará, al menos, dos de los ocho millones de pesetas presupuestados para la obra, que incluye la casa sacerdotal colindante. El Ayuntamiento se hará cargo de algo más del 25% de la factura (la iglesia, del siglo XVIII, es monumento histórico).

Para el resto del pago, Felipe Hernández confía en la providencia. "Creo en los milagros", dice por su experiencia en jaleos constructivos en otras parroquias. Confiesa haber recibido ya 200.000 pesetas en donativos.

Los cepillos están dispuestos. Pero la zona se ha degradado notablemente y hace tiempo que la parroquia perdió su categoría de iglesia con más dádivas de Madrid. Pese a todo conserva mendigos a la puerta.

Los obreros han empezado a lavar la cara externa de la iglesia, pero en su interior sólo relucen una capilla y el altar. El resto es el paraíso de una pátina demasiado mugrienta. Los frescos están desvaídos. "No consigo dinero para rehabilitar el templo por dentro", confiesa el párroco. Las más damnificadas por el andamiaje publicitario del exterior son las novias con boda comprometida en San José. "Están enfadadísimas, pero qué le vamos a hacer", apunta el sacerdote.

Amén de las futuras desposadas, al menos 200.000 automovilistas disfrutan cada día del anuncio de automóviles coreanos, según datos municipales. A ellos y a los viandantes va dirigida la lona: los fieles del templo son escasos.

San José es un eslabón más de la cadena publicitaria que campa por la ciudad. Dada la obligación de recubrir con redes las fachadas que se rehabiliten, muchos caseros optan por ceder su frente para un anuncio a cambio de unos ingresos. Hay empresas constructoras que ofertan, junto al presupuesto, la posibilidad de instalar una lona publicitaria.

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"En principio, los trabajos sólo durarán dos meses", dice con poca fe Felipe Henández. Le preocupa la lentitud de la tarea recién comenzada y teme vivir preso del automóvil coreano.

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