Guadalupe contra Titicaca

La pugna entre la Iglesia Católica y las confesiones protestantes abarca el continente entero. Aunque México y Bolivia no son los campos de batalla más exacerbados -el centro del huracán habría que situarlo en Centroamérica, en especial en Guatemala-, por ello mismo resultan sintomáticos para analizar ese choque que parece estar cambiando la tradicional faz católica de Iberoamérica."La última polémica sobre la Virgen de Guadalupe me ha sorprendido porque el abad, Guillermo Schulemburg, haya dicho hablando en voz tan alta, y ahora que tiene 83 años", dice Carlos Garma, chicano de origen, antrop...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La pugna entre la Iglesia Católica y las confesiones protestantes abarca el continente entero. Aunque México y Bolivia no son los campos de batalla más exacerbados -el centro del huracán habría que situarlo en Centroamérica, en especial en Guatemala-, por ello mismo resultan sintomáticos para analizar ese choque que parece estar cambiando la tradicional faz católica de Iberoamérica."La última polémica sobre la Virgen de Guadalupe me ha sorprendido porque el abad, Guillermo Schulemburg, haya dicho hablando en voz tan alta, y ahora que tiene 83 años", dice Carlos Garma, chicano de origen, antropólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana de México y estudioso de minorías religiosas en la capital federal.

Más información

"Lo cierto es que cada vez que voy a Guadalupe", constata, Garma, "me encuentro con que los sacerdotes regañan a los indios por tener esa fe tan popular. La posición crítica sobre la veracidad de la aparición de la Virgen es muy habitual entre el clero católico mexicano. Ahora bien, la contradicción es que, si el Papa va a México, aboga por utilizar a la Virgen de Guadalupe como defensa contra el protestantismo. Por un lado, pues, la apoyan, y por otro desestiman la fe popular. Ello puede desorientar".

En Bolivia la Iglesia Católica parece también estar perdiendo comba. "El 30% de la población sigue a organizaciones protestantes, incluso fundamentalistas", dice Pedro Portugal, concejal en el departamento de La Paz, antropólogo aymara, y ex director del Centro Chitakolla de Formación e Investigación de las Culturas Indias.

"La teología católica de la liberación caló en capas urbanas, pero no en las comunidades aymaras o quechuas", plantea. "En cambio el protestantismo ha logrado transmitir una ética del trabajo, de acceso al progreso, y de portarse bien y de tener palabra, y hay zonas, como el lago Titicaca, donde se nota una mejora económica entre quienes se han adherido a ese credo. El proceso hacia el protestantismo, aunque lento, parece algo irreversible en Bolivia".

Aunque no desmiente que la gente pueda ser influenciada desde el exterior, Portugal opina que "estas cosas ocurren también porque las personas tienen facultad de elegir, y eligen según sus intereses. Los indígenas se apropian de lo que interesa, y en el resto siguen haciendo su vida. Esa vivencia explica acaso que no se haya aglutinado un movimiento político alrededor de la ola protestante".

Archivado En