Major asegura que la violencia del IRA no acabará con el proceso de paz en el Uster
El primer ministro británico, John Major, condenó ayer desde la República Checa, donde se encuentra en visita oficial, el terrorismo del IRA, supuestamente implicado en la colocación de una bomba en Londres, la noche del miércoles. "El IRA juguetea con el proceso democrático", señaló Major, "pero no logrará hacer descarrilar el proceso de paz" en el Ulster.La bomba, un pequeño artefacto que estalló en un edificio en obras en una zona acomodada del Oeste de la capital, sin causar víctimas ni prácticamente daños materiales, sirvió de pretexto ayer para devolver a la actualidad el tema de Irlanda...
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El primer ministro británico, John Major, condenó ayer desde la República Checa, donde se encuentra en visita oficial, el terrorismo del IRA, supuestamente implicado en la colocación de una bomba en Londres, la noche del miércoles. "El IRA juguetea con el proceso democrático", señaló Major, "pero no logrará hacer descarrilar el proceso de paz" en el Ulster.La bomba, un pequeño artefacto que estalló en un edificio en obras en una zona acomodada del Oeste de la capital, sin causar víctimas ni prácticamente daños materiales, sirvió de pretexto ayer para devolver a la actualidad el tema de Irlanda del Norte.
Además de Major, el primer ministro de Irlanda, John Bruton, condenó el atentado, mientras Gerry Adams, presidente del Sinn. Fein, partido político que representa al IRA, aprovechó la ocasión para reiterar el "compromiso absoluto" del partido con la búsqueda de una solución pacífica para el problemas de Irlanda del Norte.
El Sinn Fein no ha descartado completamente presentarse a las elecciones del 30 de mayo, que darán paso a las negociaciones entre todos los partidos el 10 de junio. Sin embargo, la ruptura de la tregua de los paramilitares republicanos, el 9 de febrero pasado ha hecho más difícil la situación del Sinn Fein, que quedará excluido de las negociaciones si no se restaura el alto el fuego.
Por su parte, el Gobierno conservador parecía haber recuperado, siquiera momentáneamente la moral, tras ganar la noche del miércoles el delicado voto sobre la privatización del ferrocarril en la Cámara de los Comunes por un margen de 19 votos.