Los monumentos se defienden con pinchos de las palomas

No hay quien pueda con ellas. Las palomas madrileñas parecen reírse de la imprimación repelente que los técnicos municipales aplican a los monumentos para que no los ensucien. Y éstos han decidido una solución más contundente: unas finas agujas de metal de 10 centímetros colocadas sobre las estatuas disuadirán a las aves de sentarse (no siempre sólo a mirar) donde no deben.La Cruz Blanca de Puerta Cerrada (distrito Centro) fue recientemente restaurada, y el Ayuntamiento aprovechó la Semana Santa para rematar la faena y defenderla de los abusos palomísticos.

El jefe de Conservación de Ed...

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No hay quien pueda con ellas. Las palomas madrileñas parecen reírse de la imprimación repelente que los técnicos municipales aplican a los monumentos para que no los ensucien. Y éstos han decidido una solución más contundente: unas finas agujas de metal de 10 centímetros colocadas sobre las estatuas disuadirán a las aves de sentarse (no siempre sólo a mirar) donde no deben.La Cruz Blanca de Puerta Cerrada (distrito Centro) fue recientemente restaurada, y el Ayuntamiento aprovechó la Semana Santa para rematar la faena y defenderla de los abusos palomísticos.

El jefe de Conservación de Edificaciones, Arturo Ordozgoiti, explica que los excrementos de paloma corroen el material de los monumentos, sobre todo los de bronce. "Por eso estamos pensando en ponerle agujas también a la estatua de Carlos III [instalada en la Puerta del Sol y fabricada en bronce]", afirma. ¿Posible peligro para los niños? Ordozgoiti cree que no.

Por su parte, el concejal socialista Eugenio Morales presentó el martes una moción en el pleno de Centro (que fue rechazada) en la que solicitaba la retirada de las agujas y el rescate de la imagen original de la Cruz Blanca.

"La fealdad e incluso truculencia de este invento no se puede justificar por la limpieza y conservación de la cruz", reza el texto de la moción. "Es preferible sufrir los pequeños inconvenientes que pueden provocar las palomas, las cuales, a su vez, también alegran el entorno, o, si no, recurrir a otros procedimientos menos cruentos", prosigue Morales.

El concejal socialista concede que el monumento de Puerta Cerrada puede que no tenga demasiado valor estético, "pero ha soportado sobre sí como pocos monumentos de Madrid el paso de la historia, por lo que merecería mayor respeto". En la guerra civil perdió, añade Morales, "una pétrea cenefa de flores que adornaba la base de la cruz".

Además, el edil socialista critica la restauración realizada en el monumento, en la que, además de no recuperar la cenefa de flores, se ha utilizado piedra nueva que oculta las piezas originales en la base de la cruz.

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La diferencia en la tonalidad y el pulido electrónico de la piedra confieren a la cruz restaurada, según el concejal Morales,- un aspecto de "falsa réplica".

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