España se coloca en Turín en el grupo de la vanguardia europeísta

ENVIADOS ESPECIALESEspaña sigue figurando a la cabeza del grupo más integracionista -lo que antes se llamaba federalista- de la Unión Europea (UE). Así lo pone de relieve el documento que fija la posición española ante la Conferencia Intergubernamental (CIG), que hoy comienza en Turín, facilitado ayer a los grupos parlamentarios por el Ministerio de Asuntos Exteriores, según ha sabido este periódico.

El texto sigue la estructura y en buena medida la redacción del documento del Grupo de Reflexión preparatorio de la CIG que presidió el hoy ministro, Carlos Westendorp, queriendo subrayar l...

ENVIADOS ESPECIALESEspaña sigue figurando a la cabeza del grupo más integracionista -lo que antes se llamaba federalista- de la Unión Europea (UE). Así lo pone de relieve el documento que fija la posición española ante la Conferencia Intergubernamental (CIG), que hoy comienza en Turín, facilitado ayer a los grupos parlamentarios por el Ministerio de Asuntos Exteriores, según ha sabido este periódico.

El texto sigue la estructura y en buena medida la redacción del documento del Grupo de Reflexión preparatorio de la CIG que presidió el hoy ministro, Carlos Westendorp, queriendo subrayar la paternidad española de la fase preparatoria que desemboca en la inauguración, hoy de la CIG que reformará el Tratado de Maastricht. Las posturas que defenderá en la conferencia se acercan mucho a las de la Comisión, Alemania y Benelux, en cuanto militan a favor de la comunitarización de la política de seguridad interna (criminalidad, inmigración). Son más europeístas que las francesas. Y hacen hincapié en los intereses específicos españoles: defensa del peso de los Estados grandes (frente al documento de Benelux), en la lucha contra el terrorismo y en ciertas reservas a la política mediambIental. Estos son algunos ejes de la postura española:Objetivo. Mantener una integración y una cooperación europeas fuertes como garantía de paz, prosperidad y solidaridad.

Flexibilidad o varias velocidades: Si tras agotar la discusión falta la voluntad común, no debe impedirse avanzar a quienes lo desean o lo necesitan. Rechazo de la Europa a la carta. Condiciones para la flexibilidad: que se aplique caso por caso; que las diferencias de grado de integración sean temporales; que quien desee avanzar a máxima velocidad y cumpla las condiciones fijadas de antemano pueda hacerlo; que se ayude a quienes queriéndolo no puedan; que se respete el acervo comunitario y el marco institucional único.

Ampliación. Es esencial mantener el acervo, pues tampoco los aspirantes a integrarse desean su desmantelamiento. Pero su aplicación a los candidatos puede ser progresiva.

Derechos humanos y sociales. La UE debe dotarse de personalidad jurídica y España es partidaria de que se adhiera a la Convención Europea de Derechos Humanos. Incorporar el Protocolo Social a Tratado.

Seguridad y terrorismo. Comunitarizar las políticas de extranjería, inmigración, asilo y fronteras exteriores. Situar la lucha contra el terrorismo como el primer objetivo de la cooperación policial europea y el reconocimiento en el Tratado de que el terrorismo no es un delito político, y de que no cabe excepción de delito político para denegar una extradición entre Estados miembros. Imposibilidad de conceder el estatuto de refugiado político a un ciudadano de un Estado miembro de la Unión.

Empleo. Debe existir una obligación de resultado. El aumento de la competitividad es la clave para crear puestos de trabajo, pero el empleo no es una, mera política sectorial, sino un objetivo a reforzar: incluir en el tratado disposiciones sobre empleo que permitan una actuación más coordinada y refuercen la creación de empleo como un objetivo al que sirvan todas las políticas de la Unión.

Medio ambiente. Mantener las excepciones en las que se decide por unanimidad debido a su carácter casi constitucional por afectar a materias muy sensibles para la soberanía de los Estados o tener una altísima incidencia financiera a nivel nacional.