EL MENDIGO PSICÓPATA, EN EL BANQUILLO

"Naciste para sufrir"

Francisco García Escalero nació el lunes 24 de mayo de 1954, en el desaparecido hospital de El Cisne de Madrid. Era el segundo y último hijo de un matrimonio de agricultores de Zamora. La familia, traída por la corriente de la emigración de posguerra, había recalado en un chamizo situado en lo que sería posteriormente el número 36 de la calle de Marcelino Roa Vázquez. Tardarían dos décadas en conseguir un piso, exactamente en el mismo lugar. El padre trabajó de albañil hasta quedar inválido; y la madre, de limpiadora.El pequeño Escalero acudió al colegio público Emilio Ferrari. En clase aprend...

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Francisco García Escalero nació el lunes 24 de mayo de 1954, en el desaparecido hospital de El Cisne de Madrid. Era el segundo y último hijo de un matrimonio de agricultores de Zamora. La familia, traída por la corriente de la emigración de posguerra, había recalado en un chamizo situado en lo que sería posteriormente el número 36 de la calle de Marcelino Roa Vázquez. Tardarían dos décadas en conseguir un piso, exactamente en el mismo lugar. El padre trabajó de albañil hasta quedar inválido; y la madre, de limpiadora.El pequeño Escalero acudió al colegio público Emilio Ferrari. En clase aprendió a leer y escribir. Poco más. Desde la infancia mostró un extraño culto a la muerte, que se reflejó en sus intentos de suicidio y en sus visitas al cercano cementerio de la Almudena. De noche y a solas. Al amanecer, su padre, irritado por sus rarezas, le arreaba brutales palizas. Los correazos sólo sirvieron para ahondar los silencios de aquel chiquillo que no sabía contar chistes y que siempre perdía en las peleas del barrio.

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Pronto se convirtió en un ladronzuelo. A principios de los setenta roba una motocicleta y es detenido. Sale del reformatorio en 1973. Ya es un delincuente. Ese mismo año viola a una mujer delante de su novio en el cementerio de la Almudena. Condenado, pasa los dos siguientes lustros en las penitenciarías de Ocaña, Cáceres, El Dueso y Alcalá Meco. En ese tiempo llenó su cuerpo de tatuajes. En su brazo derecho se graba su destino: una tumba azul, con una borrosa leyenda sobre la lápida "Naciste para sufrir".

El 1 de julio de 1984, Escalero recobra la libertad. Tiene 30 años y le espera un mundo distinto. Carece de amigos, nadie le da un empleo, suspende el carné de conducir y ve truncarse su ilusión de convertirse en camionero. Empieza a mendigar. En marzo de 1985 muere su padre. La brecha se abre aún más. Se vuelve violento. El 11 de noviembre de 1987 decapita a una mujer. Se inicia la espiral de crímenes. Pese a recibir atención psiquiátrica, nadie se percata de su locura asesina. Profana tumbas, viola cadáveres, degüeIlla, castra y quema a sus compinches de fiestas. Detenido en 1993, cuando mata a un compañero del psiquiátrico, pide que le alejen de la "gente normal".

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