Un "Kadish" en el último adiós

Fernando Múgica recibió en hebreo el último adiós. El rabino de Bayona (Francia) rezó el kadish [una oración de despedida] para un hombre de profundas convicciones judías. Si la persecución de los nazis que sufrió su madre, Paulette Herzog, judía polaca, marcó su vida, la de los terroristas de ETA le ha puesto fin. La oración del rabino fue el último agradecimiento de toda la comunidad judía a un hombre que luchó para que España reconociera como Estado a Israel, país que consideraba su segunda patria.Su afinidad religiosa le llevó hasta la tierra prometida para asistir al funeral de Isa...

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Fernando Múgica recibió en hebreo el último adiós. El rabino de Bayona (Francia) rezó el kadish [una oración de despedida] para un hombre de profundas convicciones judías. Si la persecución de los nazis que sufrió su madre, Paulette Herzog, judía polaca, marcó su vida, la de los terroristas de ETA le ha puesto fin. La oración del rabino fue el último agradecimiento de toda la comunidad judía a un hombre que luchó para que España reconociera como Estado a Israel, país que consideraba su segunda patria.Su afinidad religiosa le llevó hasta la tierra prometida para asistir al funeral de Isaac Rabin, presidente del Gobierno israelí fallecido el pasado 4 de noviembre, también en un atentado.

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En aquella ocasión, el enterramiento se desarrolló íntegramente según el rito hebreo. El cuerpo fue lavado y amortajado con unas ropas que nunca había usado. Fue la última vez que sus seres queridos le vieron la cara. Poco después, Isaac Rabin fue envuelto con el manto denominado talet y comenzaron las plegarias. Salmos y rezos que se suceden hasta el momento de darle tierra al cuerpo, sin caja.

En España, el ritual es diferente. Los judíos son enterrados en una caja a la que se le agujerea el fondo para que sus restos se mantengan en contacto con la tierra. "De la tierra venimos y a la tierra vamos", dijo ayer un portavoz de la comunidad judía al explicar esta tradición.

Fernando Múgica siempre llevaba consigo una estrella de David de oro. Dos banderas ondearon en el interior de su casa durante el franquismo: una ikurriña y la de Israel. El kadish fue el último adiós, pronunciado en un idioma, el hebreo, que tiene grabado en cada letra el sufrimiento de todo un pueblo.

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