Rusia justifica el asalto a Pervomáiskoie para frenar el terrorismo en el Cáucaso

Los mandos militares rusos han calificado de gran éxito el asalto a Pervomáiskoie y justificado el ataque contra el comando checheno de Salmán Radúiev con el fin de prevenir el terrorismo en el Cáucaso. Así lo manifestaron ayer el ministro del Interior, Anatoli Kulikov, y el jefe del Servicio Federal de Seguridad (SFS), general Mijaíl Barsukov. Los prejuicios étnicos son política de Estado en Rusia. "Un checheno sólo puede matar, y si no es capaz de matar es bandido y atraca, y si no es capaz de esto, roba; y si no, entonces no es checheno". Con estas palabras, atribuidas a un "checheno respet...

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Los mandos militares rusos han calificado de gran éxito el asalto a Pervomáiskoie y justificado el ataque contra el comando checheno de Salmán Radúiev con el fin de prevenir el terrorismo en el Cáucaso. Así lo manifestaron ayer el ministro del Interior, Anatoli Kulikov, y el jefe del Servicio Federal de Seguridad (SFS), general Mijaíl Barsukov. Los prejuicios étnicos son política de Estado en Rusia. "Un checheno sólo puede matar, y si no es capaz de matar es bandido y atraca, y si no es capaz de esto, roba; y si no, entonces no es checheno". Con estas palabras, atribuidas a un "checheno respetable", concluyó su conferencia de prensa el general Barsukov.

El jefe del SFS, como ha sido bautizada la antigua KGB, llegó a decir que incluso la demora en la toma del pueblo daguestano se debió a que esperaban que llegaran refuerzos en ayuda de Radúiev, para así eliminar a más guerrilleros. "Sin una represión decidida de esta incursión bandidesca la escalada del terrorismo en el Cáucaso del Norte y en toda Rusia sería inevitable", sentenció Barsukov. Ahora, después del secuestro del barco turco Avrasya, el "terrorismo checheno traspasó las fronteras de Rusia" y "adquirió los rasgos clásicos del terrorismo internacional", dijo el alto militar.El jefe del SFS advirtió que el Gobierno no vacilará en aplastar cualquier otro intento de los chechenos de tomar nuevos rehenes. Tanto Barsukov como Kulikov reconocieron que un grupo de guerrilleros logró romper el cerco de las tropas rusas en Pervomáiskoie y no descartaron que hubiesen llevado consigo a algunos soldados, así como que Radúiev haya logrado escapar.

[El triunfalismo del mando militar ruso contrasta con las manifestaciones vertidas por varios de los soldados de las unidades de élite que intervinieron en el asalto de Pervomáiskoie, que maldijeron al regresar ayer a Moscú a su jerarquía por la mala preparación de la tropa, según-France Presse. "Caímos completamente en su trampa y hemos perdido muchos hombres", declaró uno de los oficiales de la fuerza de asalto. Las tropas fueron enviadas al lugar del suceso con una misión, de dos días, pero se encontraron en plena llanura caucásica teniendo que soportar temperaturas de hasta 15 grados bajo cero, mal pertrechadas sin apenas agua y comida caliente, ni tampoco sacos de dormir ni tiendas de campaña.].

Mientras tanto, desde Chechenia, el jefe las tropas rebeldes, Aslán Masjádov, confirmaba que un grupo de guerrilleros había regresado desde Pervomáiskoie con algunos de los policías que tenían como rehenes y que éstos serían considerados "prisioneros de guerra". [Un enviado de France Presse aseguró anoche haber visto un lugar secreto, al este de Chechenia, donde los rebeldes mantienen al menos a 37 rehenes.]

Ser castigados

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Kulikov también reconoció que desde un comienzo tomaron la decisión de no permitir que los guerrilleros huyeran "sin ser castigados", como ocurrió en junio pasado con el comando de Shamil Basáiev. Todas las acciones, explicó, estuvieron encaminadas a liberar el mayor número de rehenes en negociaciones y después, cuando ya no quedaran, mujeres ni niños, pensaban permitir a los chechenos, ya sólo con los hombres en cautiverio, seguir su viaje en autobuses y organizar una operación especial para capturarlos. Pero ese plan no dio resultado, como tampoco el inicial, que contemplaba detener a los lobos solitarios en las afueras de Kizliar, ya que las autoridades daguestanas se negaron terminantemente a permitir que se impidiera continuar su camino a la caravana.

El ministro del Interior también admitió que un helicóptero había disparado contra los autobuses porque ya estaban cruzando la frontera con Chechenia y en esa zona, no controlada por las tropas rusas, podían desaparecer como en su tiempo desapareció Basáiev. Y reconoció asimismo que Pervomáiskoie, adonde los secuestradores fueron obligados a retroceder, no era un punto de apoyo de los guerrilleros que éstos habían preparado con anterioridad. Lo que pasó, dijo, es que en los días que duró el cerco, los guerrilleros lograron cavar trincheras y organizar la resistencia.

Las explicaciones de Kulikov significan que el presidente Borís Yeltsin -que aseguraba que en Pervomáiskoie los guerrilleros habían construido de antemano poco menos que una ciudad militar subterránea, con "montañas de armas" e incluso "técnica pesada" o fue mal informado o entendió mal las explicaciones de Barsukov y Kulikov. Ambos subrayaron que hicieron todo lo posible para evitar las muertes de inocentes y aseguraron que los sistemas de cohetes múltiples Grad sólo habían sido usados como presión psicológica sobre los guerrilleros, explicación que provocó carcajadas.

En Turquía, la policía detuvo ayer a cinco secuestradores más que intentaron hacerse pasar por pasajeros del Avrasya. El viernes cuatro piratas se habían entregado, terminando así la pesadilla de 200 personas, en su mayoría rusas, que corrían el peligro de perecer si el comando de Mohamed Tokçan cumplía sus amenazas de hacer explotar el barco o si intentaban entrar en el estrecho del Bósforo. Entre los nuevos detenidos -todos fueron llevados a Estambul- hay dos chechenos y un abjazo procedente de Georgia. En el barco no se encontraron explosivos ni armas, a excepción de una pistola neumática. "Lo que hayan tenido, seguramente lo han arrojado al mar", comentó un policía.

Grupos folklóricos recibieron ayer con música, danzas y flores al Avrasya en Eregli, mientras cerca de 2.000 personas observaban jubilosas la entrada del transbordador escoltado por buques de guerra. La policía comenzó a interrogar a todos los pasajeros del barco secuestrado el martes en Trabzón cuando se disponía a zarpar rumbo al balneario ruso de Sochi.

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