Las muertes por homicidio descienden en lo que va de año un 25% respecto a 1994

Trece delitos por hora, 309 al día, 9.272 al mes. Ésta es la velocidad que ha alcanzado en 1995 la delincuencia en la ciudad de Madrid (3.017.000 habitantes). Una media que, en comparación con los 11 primeros meses de 1994, implica un descenso del 4,3% en el índice de criminalidad. "Un éxito", en opinión de las fuentes policiales, que añaden que de los 102.000 delitos denunciados de enero a noviembre se han resuelto 23.320, es decir, un 22%. Este porcentaje supone que casi cuatro de cada cinco denuncias presentadas en comisaría -aproximadamente, 80.000- han quedado sin solucionar. Entre los da...

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Trece delitos por hora, 309 al día, 9.272 al mes. Ésta es la velocidad que ha alcanzado en 1995 la delincuencia en la ciudad de Madrid (3.017.000 habitantes). Una media que, en comparación con los 11 primeros meses de 1994, implica un descenso del 4,3% en el índice de criminalidad. "Un éxito", en opinión de las fuentes policiales, que añaden que de los 102.000 delitos denunciados de enero a noviembre se han resuelto 23.320, es decir, un 22%. Este porcentaje supone que casi cuatro de cada cinco denuncias presentadas en comisaría -aproximadamente, 80.000- han quedado sin solucionar. Entre los datos llamativos de la estadística figura el descenso del25% que registra el capítulo más negro de la delincuencia: los homicidios, donde de un año a otro se ha pasado de 90 a 68 muertes violentas.

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Si los homicidios bajan, las incógnitas suben. El fuerte descenso en las muertes violentas ha venido acompañado este año por la aparición de casos que aún permanecen sin resolver. Entre estos crímenes destaca el interrogante que el pasado 9 de enero emergió del helado estanque de la Casa de Campo. Venía encerrado en un saco de esparto, pesaba unos setenta kilos y llevaba 10 días muerto. Poco más se sabía del indocumentado cadáver, excepto que un contundente golpe le había sumergido, junto con el lastre de ocho grandes adoquines, en el silencio. Profundo. Tanto, que aún no se ha identificado a la víctima. Por el contrario, a mitad de año la policía le identificó erróneamente como César Lorca Moya, un timador de poca monta de 56 años. Una investigación de este periódico descubrió que Lorca seguía vivo y estafando.Otro caso sin resolver es el asesinato de Antonio Miguel Pérez Castañera, de 26 años, quien murió apuñalado al anochecer del 18 de julio pasado. La víctima, un estudiante de Ciencias Políticas, volvía de la plaza de Legazpi, donde entregó alimentos con destino a Sarajevo, una de las ciudades más azotadas por la guerra de los Balcanes. El muchacho, muy estimado en Aluche, fue descubierto por su novia, junto al número 16 de la calle de Aldeanueva. Agonizaba. ¿Quién le atacó? El Grupo de Homicidios de la Policía Judicial no ha dado aún con la respuesta. Una posibilidad barajada por los investigadores es que el homicida sea una persona que careciese de vínculos con el joven y le asaltase para quitarle la cartera. Tras meterle el navajazo en, el pecho, huyó sin dejar pistas.

La tercera gran incógnita la dibuja la prostituta Joselyne Blandy, francesa de 32 años. El 8 de noviembre fue descubierto su cuerpo, con 12 puñaladas, en su apartamento de la calle de Viriato (Chamberí). El supuesto cliente que la asesinó aún anda suelto. No menos pavoroso fue el homicidio del abogado Juan Antonio Domínguez y Morales, de 36 años. Un tiro en la cabeza, de madrugada y en el portal de su casa, acabaron con su vida el viernes pasado.

A estos cuatro casos se suma el asesinato, parcialmente resuelto, de una pareja en su piso de Usera en Año Nuevo -presuntamente relacionado con la prostitución- y al menos seis cadáveres hallados con innegables muestras de violencia -dos han aparecido este mes en Valdemingómez.

Todos estos interrogantes han reducido la habitualmente alta tasa de éxito del Grupo de Homicidios -en torno al 90%-. Con todo, este departamento ha desentrañado este año dos de los más complicados sucesos de la década: el asesinato de Anabel Segura y el triple crimen de Alcalá.

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Al igual que los homicidios, en la tabla de denuncias también descienden los robos con violencia a bancos, donde se pasa de 201 denuncias a 101, es decir, la reducción se sitúa en torno al 50%. Entre las causas de esta bajada figura el aumento de las medidas de seguridad de los bancos y la paulatina extinción de los atracadores. Los tirones se erigen en otra de las fuerzas motrices del descenso. Este tipo de delito registró en 1994 un total 7.621 denuncias, cifra que se redujo a 6.077 este año, un 20% menos.

Frente a esta tendencia a la baja, algunos delitos mantienen congelado su porcentaje. Son los delitos contra la libertad sexual -uno de los que mayor alarma causan- o los robos con violencia en comercios o con fuerza a domicilio.

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