Cartas al director

Escucho en la radio

y leeré en este diario que unas determinadas personas han muerto en el acto como consecuencia del atentado terrorista de hace unos días. Y es un tremendo error, puesto que en el acto no se muere: se muere poco a poco, y los breves instantes que transcurren desde que se está absolutamente vivo hasta que se está absolutamente muerto y nada se siente deben transcurrir con la más absoluta lentitud. Se debe ser consciente de cómo se abandona la vida, de que se termina y de lo que se deja tras nuestra existencia, de las personas que no volveremos a ver y de las que no nos volverán a ver, de las acti...

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y leeré en este diario que unas determinadas personas han muerto en el acto como consecuencia del atentado terrorista de hace unos días. Y es un tremendo error, puesto que en el acto no se muere: se muere poco a poco, y los breves instantes que transcurren desde que se está absolutamente vivo hasta que se está absolutamente muerto y nada se siente deben transcurrir con la más absoluta lentitud. Se debe ser consciente de cómo se abandona la vida, de que se termina y de lo que se deja tras nuestra existencia, de las personas que no volveremos a ver y de las que no nos volverán a ver, de las actitudes que ya no realizaremos y de las ilusiones que desaparecerán con nosotros. Con los que mueren mueren sus familiares y sus sueños, y los sueños de sus hijos y sus amigos. En el acto no se muere: se muere despacio, honda, triste y absurdamente.Le ruego la publicación de estas líneas, y a quien las lea si las publican que piense siquiera unos instantes en todas las ilusiones que han muerto con Manuel, Santiago, Félix, Florentino, Martín y José Ramón. Y, sobre todo, que no crea que han muerto en el acto, porque en el acto no se muere.- José Luis Sánchez Romero.

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