La OTAN quiere que las monarquías del Golfo paguen su despliegue militar

La Alianza Atlántica quiere que las ricas monarquías petroleras del golfo Pérsico, encabezadas por Arabia Saudí, ayuden a sufragar su operación en Bosnia, como hicieron con Estados Unidos durante la guerra contra Irak, en 1991. La OTAN apela al carácter musulmán de estos países y a su retórica solidaridad con el Gobierno de Sarajevo para pedirles que ya que no contribuyen con tropas, lo hagan al menos con petrodólares.

La financiación de la Fuerza de Implementación del Plan de Paz que, compuesta por 60.000 soldados, se desplegará a finales de este mes en la antigua Yugoslavia, es uno de...

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La Alianza Atlántica quiere que las ricas monarquías petroleras del golfo Pérsico, encabezadas por Arabia Saudí, ayuden a sufragar su operación en Bosnia, como hicieron con Estados Unidos durante la guerra contra Irak, en 1991. La OTAN apela al carácter musulmán de estos países y a su retórica solidaridad con el Gobierno de Sarajevo para pedirles que ya que no contribuyen con tropas, lo hagan al menos con petrodólares.

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La financiación de la Fuerza de Implementación del Plan de Paz que, compuesta por 60.000 soldados, se desplegará a finales de este mes en la antigua Yugoslavia, es uno de los asuntos más espinosos que falta por resolver antes de que el próximo día 14, bosnios, serbios y croatas firmen solemnemente en París el acuerdo negociado en Dayton (Estados Unidos).En principio está previsto que cada país sufrague el coste de su propio contingente, que en el caso de España ascenderá a unos 25.000 millones de pesetas, pero nadie sabe cómo se pagarán los elevados gastos comunes.

Dichos gastos, que incluyen desde cuarteles generales y cornunicaciones hasta vigilancia aérea, ascenderán a unos 800.000 millones de pesetas, según las primeras estimaciones, durante el año que debe durar la operación Esfuerzo Conjunto.

Al contrario de lo que sucedía con Unprofor (Fuerza de Protección de las Naciones Unidas), la ONU no pagará ni un céntimo de la fusión de la OTAN, por lo que ésta sólo cuenta con sus menguadas arcas y con la aportación de sus socios para financiar el despliegue de las tropas.

El Comité Militar de la Alianza ha resuelto ya otro tema polémico: las reglas de enfrentamiento por las que se regirán los soldados aliados si se ven hostigados por milicias armadas.

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Fuentes conocedoras de estas reglas, aprobadas esta semana en Bruselas, aseguran que los soldados de la OTAN "tendrán las manos mucho más libres" que los de la ONU, que durante los cinco últimos años han sido víctimas de la indefinición de la comunidad internacional ante las provocaciones serbobosnias. Las tropas que serán desplegadas podrán hacer uso de sus armas si se sienten "amenazadas", sin necesidad de que exista una agresión previa como sucedía en el caso de Unprofor.

No obstante, pese a este cambio cualitativo, las fuentes consultadas estiman que la principal diferencia entre las normas que llevan las tropas de la OTAN y las que tenían de la ONU radica en que las primeras serán interpretadas por oficiales de EE UU.

La obsesión de Washington por no quedar en ridículo y por garantizar la seguridad de sus tropas, así como la experiencia de Somalia, hacen que algunos países europeos contemplen con recelo la posibilidad de que algún incidente desencadene una escalada bélica.

Criminales de guerra

Respecto a la actitud a mantener ante los criminales de guerra, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, indicó el martes en Bruselas que "buscarlos no forma parte del trabajo" de la fuerza de paz, pero el Comité Militar ha pedido mayores precisiones a los responsables políticos. "¿Qué pasará si los mandos de la OTAN tienen que reunirse con Ratko Mladic [el jefe militar de los serbobosnios] para negociar un asunto concreto? ¿Deberán detenerlo cuando se levante de la mesa?", se preguntaba ayer un militar español.

Aunque ya están empezando a llegar a Tuzla los primeros soldados de EE UU con la misión de buscar asentamiento para sus 20.000 compatriotas, aún no se ha completado la totalidad de la fuerza. Algunos países, a los que las fuentes consultadas evitaron señalar, están rebajando sustancialmente la cifra que prometieron a medida que hay que concretar la presencia de cada contingente sobre el terreno.

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