Rojo dice que el nuevo Gobierno debe tomar medidas "desagradables" para reducir el déficit público

La convergencia de la economía española con las más rigurosas europeas que participarán en la moneda común no es imposible, pero si exigirá la adopción de medidas "políticamente desagradables", advirtió ayer Luis Angel Rojo. El gobernador del Banco de España augura una tarea difícil e impopular al Gobierno que llegue al poder tras las elecciones generales de marzo, aunque aseguró que. el premio a los esfuerzos de consolidación fiscal será una bajada de los tipos de interés.

"La situación fiscal de España es mala", dijo durante su intervención en las jornadas sobre la Unión Monetaria org...

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La convergencia de la economía española con las más rigurosas europeas que participarán en la moneda común no es imposible, pero si exigirá la adopción de medidas "políticamente desagradables", advirtió ayer Luis Angel Rojo. El gobernador del Banco de España augura una tarea difícil e impopular al Gobierno que llegue al poder tras las elecciones generales de marzo, aunque aseguró que. el premio a los esfuerzos de consolidación fiscal será una bajada de los tipos de interés.

"La situación fiscal de España es mala", dijo durante su intervención en las jornadas sobre la Unión Monetaria organizadas por la Convención Europea de Finanzas. El gobernador cree que la incertidumbre presupuestaria de 1996 complica el camino para cerrar el año con un déficit del 4,4% del producto interior bruto (PIB), como prevé. el plan de convergencia español. "Pero incluso si se logra este objetivo", añadió, "quedan todavía 1,5 puntos más por reducir y será imposible conseguirlo a menos que se acometan duras reformas en el gasto que tendrán un alto coste político". Esa advertencia se produce un día después de que el dirigente popular Rodrigo Rato asegurara que de llegar el PP al Gobierno aplicará inmediatamente refórmas drásticas.El gobernador reconoció que los draconianos ajustes fiscales que tienen que hacer algunos países europeos, entre ellos España, pueden tener un efecto depresor en la economía que, a su vez, retrase la consolidación presupuestaria. Pero aseguró. que este costoso proceso se puede compensar con una bajada del precio del dinero.Rojo advirtió que los países que queden fuera de la moneda común en el primer intento sufrirán una depreciación en su divisa y una aumento de la prima de riesgo, es decir, una subida de los tipos de interés. Estos efectos, señaló, dificultarán aún más el camino hacia la convergencia. Añadió que los países fuera del núcleo duro no podrán relajar sus esfuerzos pues estarán sometidos al examen permanente de los mercados.

Ante el temor a que el núcleo duro que comparta la moneda común desde el principio endurezca las condiciones para acceder a la misma más tarde, el gobernador insistió en que se debe mantener el "derecho básico de aplicar a los países que se vayan integrando los mismos criterios exigidos a la primera hornada". No obstante, se mostró a favor de aumentar las exigencias, de rigor presupuestario a los miembros del núcleo duro para evitar desvíos fiscales que desestabilicen el tipo de cambio de la moneda común, tal y como ha propuesto Alemania a Bruselas.

Para Rojo, el mejor acuerdo cambiario que se puede establecer entre los países dentro y fuera de la moneda única es uno similar al actual Sistema Monetario Europeo, con un tipo de cambio fijo para las monedas del núcleo duro y amplias bandas de fluctuación para el resto. En su opinión; es imprescindible que estos países preserven algún margen de actuación en sus políticas monetarias para conseguir la convergencia y evitar los ataques especulativos.Precisamente ayer la Comisión Europea publicó un informe sobre el acuerdo cambiario que exisitirá en la tercera fase de la Unión Monetaria que coincide básicamente con lo defendido por Rojo. Bruselas propone un mecanismo centrado en torno a la moneda única con unos márgenes de fluctuación lo suficientemente amplios para absorber los shocks susceptibles de dificultar el proceso de convergencia.

Esta idea contaría en principio con la bendición alemana. En una reunión celebrada ayer en Bonn, Waigel, Hans Tietmeyer, presidente del Bundesbank, y Alexandre Lamfalussy, responsable del Instituto Monetario Europeo -embrión del futuro banco central-, coincidieron en defender que el futuro acuerdo cambiario entre los dos grupos de países debe, tener en cuenta "las lecciones del pasado" y asegurar una estabilidad entre los tipos de cambio de forma que no fuerce al futuro banco central europeo a constantes intervenciones. Las menores bandas de flutuación que tuvo el SME hasta 1993 alimentaron la- especulación. Su ampliación al 15% puso fin a la misma.

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