VIROLOGíA - PATÓGENOS HEPÁTICOS

Científicos de EE UU hallan el sexto virus de la hepatitis, bautizado con la letra G

Una nueva letra ha sido incorporada al abecedario de la hepatitis: además de los virus A, B, C, D y E, ahora hay que incluir al G entre los causantes de esa patología del hígado. El agente infeccioso ha sido identificado recientemente por los investigadores del laboratorio americano Genenlabs, según los trabajos presentados al 460 Congreso de la Sociedad Americana para el Estudio del Hígado, reunido en Chicago la semana pasada.El nuevo patógeno pertenece a la familia de los flavivirus y muestra cierto parecido genético con el virus C, también miembro de esta familia. Su modo de transmisión es ...

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Una nueva letra ha sido incorporada al abecedario de la hepatitis: además de los virus A, B, C, D y E, ahora hay que incluir al G entre los causantes de esa patología del hígado. El agente infeccioso ha sido identificado recientemente por los investigadores del laboratorio americano Genenlabs, según los trabajos presentados al 460 Congreso de la Sociedad Americana para el Estudio del Hígado, reunido en Chicago la semana pasada.El nuevo patógeno pertenece a la familia de los flavivirus y muestra cierto parecido genético con el virus C, también miembro de esta familia. Su modo de transmisión es por vía parenteral, es decir, por transfusiones de sangre, drogadicción por vía endovenosa, hemodiálisis y procesos quirúrgicos. En cuanto al contagio por vía sexual, no se ha demostrado que se produzca entre individuos heterosexuales, pero si se han detectado casos de homosexuales infectados, sin que se sepa hasta el momento la razón de esta pauta diferente de infección.

La existencia de otros hepatovirus, aparte de los ya conocidos, era sospechada desde hacía tiempo por los especialistas, que definían a estos patógenos de manera negativa bajo la denominación genérica NA-E, es decir, que no pertenecían ni al virus A ni a los que le siguen hasta la letra E.

Virulencia moderada

Con la identificación del patógeno G se echa algo de luz sobre las zonas oscuras que envuelven a las hepatitis de origen desconocido. Con todo, los hepatólogos han advertido que queda margen para que nuevos hepatovirus puedan ser identificados en el futuro.Al nuevo virus se le ha encontrado asociado a hepatitis agudas y crónicas. "El 1,4% de las hepatitis agudas esporádicas se deberían al virus G, que asimismo sería el causante del 20% de las hepatitis agudas NA-E causadas por transfusiones de sangre", detalla el doctor Vicente Carreño, jefe de la unidad de hepatología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

En cuando a las hepatitis crónicas, "el virus G se halla presente en el 66% de las hepatitis adquiridas por vía parental, porcentaje que, si lo desagregamos, nos indica que el 45% de las hepatitis adquiridas por drogadicción por vía endovenosa están causadas por este patógeno, que también sería el responsable del 28% de las hepatitis crónicas, que afectan a los homosexuales, sin que todavía se sepa por qué ataca específicamente a este colectivo", agrega el especialista.

Parecía que las hepatitis crónicas causadas por el virus G responden favorablemente al tratamiento con interferón alfa, de manera similar a los trastornos hepáticos causados por el virus C, empeorando si se suspende su administración; asimismo se ha observado que muchas se curan solas; pero se precisan mayores estudios clínicos para conocer a fondo la acción del patógeno.

"Afortunadamente estamos ante un Virus relativamente benigno", matiza Carreño, que especifica que "el 50% de los infectados tiene el hígado sano". Pero otros aspectos del microorganismo se presentan menos tranquilizantes, puesto que la mayoría de las personas que se curan de las hepatitis causadas por el mismo continúan in fectadas por el virus hasta nueve años, convirtiéndose estos portadores en fuente de posibles contagios.

La identificación del virus G plantea un cúmulo de interrogantes a la hepatología, desde aquellos más académicos referidos a la interacción entre este microorganismo y los otros causantes de la hepatitis, puesto que suele encontrarse asociado con los virus B y C, hasta otros más acuciantes que atañen directamente a la salud pública: ¿se puede transmitir el virus G a los bancos de sangre?; ¿qué métodos de diagnóstico pueden emplearse para detectarlo en los donantes? (algunos laboratorios ya trabajan en una metodología basada en la reacción en cadena de la polimerasa y de una prueba de anticuerpos); ¿será posible desarrollar una vacuna, teniendo en cuenta que es un virus en constante mutación? Y, por último, pero no menos importante, ¿cuál es la epidemiología precisa de la hepatitis por virus G?

Hasta ahora se conocen casos de enfermos en Australia, Grecia, Perú, Reino Unido y Estados Unidos. En cuanto a España, "tenemos evidencia de que el virus G también existe en nuestro país y mi equipo está trabajando en ello", anuncia Carreño.

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