Cartas al director

El peligro de Mururoa

Cuando oímos hablar de las pruebas nucleares que el Gobierno francés quiere realizar en Mururoa, sorprende ver la ligereza con que se trata esta terrible noticia. Más parece que se vaya a barrenar el fondo marino del atolón -cosa de por sí grave- a que vayan a tener lugar reacciones nucleares incontroladas.Nada garantiza que a raíz de tales pruebas no se produzca un maremoto con epicentro en dicha isla a partir del cual pueda provocarse un tsunami: ni que a las aguas contaminadas no las arrastren corrientes submarinas fuera del territorio jurisdiccional francés, o que la subida de la te...

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Cuando oímos hablar de las pruebas nucleares que el Gobierno francés quiere realizar en Mururoa, sorprende ver la ligereza con que se trata esta terrible noticia. Más parece que se vaya a barrenar el fondo marino del atolón -cosa de por sí grave- a que vayan a tener lugar reacciones nucleares incontroladas.Nada garantiza que a raíz de tales pruebas no se produzca un maremoto con epicentro en dicha isla a partir del cual pueda provocarse un tsunami: ni que a las aguas contaminadas no las arrastren corrientes submarinas fuera del territorio jurisdiccional francés, o que la subida de la temperatura del agua afecte a determinados eslabones del ecosistema, ni que la pesca -modo de subsistencia de muchas poblaciones- que sobreviva a la explosión contamine a los bancos de peces que se alimentan de ella, o que bancos migratorios procedentes de otras regiones queden afectados al atravesar esas aguas...

Pero lo que es más, nada garantiza que más de cinco mil personas no se contaminen y puedan morir, rápida o lentamente, mientras les corre el cáncer, e incluso que esto no vaya a afectar a generaciones venideras.. ¿Se han preguntado por qué no se realizan estas pruebas en la propia Francia?

Y todo esto para hacer programas verosímiles de simulación de guerras por ordenador. Si se comprueba que las bombas son tan destructivas como se pretende, la operación será un éxito. El pueblo polinesio, el neozelandés, el japonés y el propio pueblo francés se oponen al lanzamiento de esas bombas.

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Si tenemos dignidad como seres humanos, y yo creo que tenemos, no podemos mantenemos al margen porque este problema es de todos, y todos en la medida que lo apoyemos, sea activa o pasivamente ignorándolo, seremos cómplices de lo que allí ocurra.-

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