Diversiones ecológicas

Aranjuez juega al golf sin hierba y Becerril tira al pichón con plásticos

En el campo de golf de Aranjuez (39.000 habitantes) ponen al tiempo buena cara y golpean a la pelotita en un secarral. Desde que este club (carretera de Chinchón, 3) se constituyó, hace tres años, no han regado ningún día sus instalaciones: así, si en primavera o en otoño está verde, pues juegan en el verde, pero si en el verano se encuentra seco -y este verano cualquiera puede dar fe de que está seco- Pues practican sobre seco. La decisión de no regar se debe a la provisionalidad de las instalaciones.Los 150 socios de este club no ven la cosa muy grave. "Todo el mundo ha jugado alguna vez al ...

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En el campo de golf de Aranjuez (39.000 habitantes) ponen al tiempo buena cara y golpean a la pelotita en un secarral. Desde que este club (carretera de Chinchón, 3) se constituyó, hace tres años, no han regado ningún día sus instalaciones: así, si en primavera o en otoño está verde, pues juegan en el verde, pero si en el verano se encuentra seco -y este verano cualquiera puede dar fe de que está seco- Pues practican sobre seco. La decisión de no regar se debe a la provisionalidad de las instalaciones.Los 150 socios de este club no ven la cosa muy grave. "Todo el mundo ha jugado alguna vez al fútbol en un campo de tierra. Pues esto es lo mismo", apunta Ángel Gilaber, miembro del club. Entre los integrantes se cuenta la graciosa historia de aquel inglés que apareció una mañana con sus palos. Había hecho noche en el camping del pueblo y allí le habían contado que sí, que Aranjuez dispone de un club de golf.

Cuando comprobé que la hierba brillaba por su ausencia y que esto no arredraba nada a los ribereños -cosa que sorprendió aún más al inglés- se marchó estupefacto. Regresó al día siguiente ¡con un vídeo! y con la intención de grabar todo aquel espectáculo para reproducirlo en su tierra para asombro foráneo.

Hélices por palomas. Becerril de la Sierra (2.500 habitantes) celebró ayer en el polideportivo Solosprados la primera tirada ecológica de la sierra de Guadarrama. Veinte escopetas evitaron la matanza de pichones al sustituirlos por hélices, de plástico. La hélice tiene el tamaño de un plato de tiro, pero lleva dos aspas. La diferencia entre disparar a uno y a otro estriba en que el primero vuela en una dirección sin modificar su trayectoria. En cambio, la hélice tiene un vuelo irregular, que imita el del pichón. Por eso, Roberto, tirador de 20 años, afirmaba ayer: "Te diviertes lo mismo y no matas". Su compañero David, de 21 años, comentaba: "El 15 de agosto de cada año se celebraba una tirada de codornices aquí en Becerril. La de este año ha sido sustituida por las hélices". Roberto decía que las codornices venían de los criaderos apelotonadas en jaulas. En el viaje se desplumaban a picotazos y cuando se las lanzaba por el tubo, muchas salían atontadas y sin desplegar las alas, "como una pelota", según la descripción de Roberto.

Eduardo Espinosa tiene 18 años y quedaría pena matar un pichón: "Mañana [por hoy] hay una tirada de codornices en Guadarrama, pero no voy a ir, no me gusta matar pájaros así. Ir de caza es una cosa, y que te lo suelten delante de tus narices, otra distinta". Su tío, Lucio Vidal, de 64 años, es un forofo del tiro sin muerte: "Llevo 30 años rompiendo platos y hélices. Me apasiona. Sin embargo, nunca he disparado contra aves, ya que no tienen defensa frente a la escopeta; además te diviertes igual disparando sobre una hélice".

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