"Me he quedado esperándolas para dormir"

"Me he quedado esperándolas para dormir. El golpe ha sido tan fuerte que no soy capaz de reaccionar". Con estas palabras se expresaba Mercedes Mauleón, catedrática de Historia de la Universidad de Managua y compañera de las cuatro monjas fallecidas. Según esta religiosa, debían haber hecho noche en Managua antes de dirigirse a la misión de El Viejo, a unos 70 kilómetros de Managua.En esa aldea, las religiosas fallecidas se dedicaban a la medicina rural, la enseñanza, proyectos de desarrollo alternativo y labor pastoral con un, centro de catequesis. "Marisa [Martínez de Lejarza] era el alma del...

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"Me he quedado esperándolas para dormir. El golpe ha sido tan fuerte que no soy capaz de reaccionar". Con estas palabras se expresaba Mercedes Mauleón, catedrática de Historia de la Universidad de Managua y compañera de las cuatro monjas fallecidas. Según esta religiosa, debían haber hecho noche en Managua antes de dirigirse a la misión de El Viejo, a unos 70 kilómetros de Managua.En esa aldea, las religiosas fallecidas se dedicaban a la medicina rural, la enseñanza, proyectos de desarrollo alternativo y labor pastoral con un, centro de catequesis. "Marisa [Martínez de Lejarza] era el alma del hospital. Tenía una vitalidad tremenda. Ella fue la que no paró hasta conseguir los fondos para su construcción", recuerda Mercedes. La escuela, al igual que el hospital, fue construida con aportaciones obtenidas en el extranjero. Luego fueron donados al Gobierno nicaragüense, aunque los dirigen las monjas.

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El accidente ha limitado la presencia de las Mercedarias en Nicaragua a dos: Mauleón y la mexicana Beatriz Becerra, que también trabaja en El Viejo.

Antes había otra religiosa de origen japonés Filomena Hirota, pero hace dos años fue elegida provincial de México y Centroamérica. Hirota y Becerra viajaron ayer a El Salvador a recoger los cadáveres de sus compañeras muertas.

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