Cartas al director

Intelhorce

Sus dos apasionados corresponsales de Málaga -asunto Intelhorce-, en su celo por señalar culpables y colgarles la soga al cuello, aunque, eso sí, motivados por la incontenible pasión por la verdad, llegan a acometer algunas exageraciones un tanto pintorescas. En su último "alarido" (12/6/95) crean la insólita y bifronte figura del doble director de Patrimonio en el momento de la venta de Intelhorce. En otras crónicas me concedieron la duda de esa simultaneidad, pero corregida por mi incorporación al cargo "sólo un poquito después". Los seis meses de distancia entre la venta y mi nombramiento l...

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Sus dos apasionados corresponsales de Málaga -asunto Intelhorce-, en su celo por señalar culpables y colgarles la soga al cuello, aunque, eso sí, motivados por la incontenible pasión por la verdad, llegan a acometer algunas exageraciones un tanto pintorescas. En su último "alarido" (12/6/95) crean la insólita y bifronte figura del doble director de Patrimonio en el momento de la venta de Intelhorce. En otras crónicas me concedieron la duda de esa simultaneidad, pero corregida por mi incorporación al cargo "sólo un poquito después". Los seis meses de distancia entre la venta y mi nombramiento les parecieron que justificaban esa retroactividad culpable y la con-decoración con la que me distinguieron por un delito de nuevo cuño, "negligencia por descuido", o algo así.Como uno de los delitos del hombre es haber nacido funcionario en una época socialista, renuncio a cualquier defensa y como aquellos "miserables" de Milagro en Milán me marcho montado en mi escoba. Sólo miraré hacia atrás un instante para ver si su periódico, como proclaman sus directivos, está por la deontología profesional en los medios o, por desgracia, se ha transformado en otro mutante de la desinformación y de los "escandalillos".-

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