Cartas al director

Desentrañando el laberinto

Javier Martín publica en EL PAÍS del 3 de abril de 1995 (página 26) un pseudoartículo titulado El laberinto de la Administración. La realidad virtual del DNI. Pretende ser gracioso, pero el artículo se publica en las páginas de Sociedad -supuestamente dedicadas a noticias serias y contrastadas- y no en la sección de humor. El autor dice, refiriéndose al Registro Civil de Barcelona (sic): "Un edificio nuevo con mucho mármol y ladrillo rojo. Líneas perfectas sólo rotas con chapuceras cartulinas de colores". En. el sótano de ese precioso edificio trabajan 25 personas aspirando un ai...

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Javier Martín publica en EL PAÍS del 3 de abril de 1995 (página 26) un pseudoartículo titulado El laberinto de la Administración. La realidad virtual del DNI. Pretende ser gracioso, pero el artículo se publica en las páginas de Sociedad -supuestamente dedicadas a noticias serias y contrastadas- y no en la sección de humor. El autor dice, refiriéndose al Registro Civil de Barcelona (sic): "Un edificio nuevo con mucho mármol y ladrillo rojo. Líneas perfectas sólo rotas con chapuceras cartulinas de colores". En. el sótano de ese precioso edificio trabajan 25 personas aspirando un aire infecto (la denuncia ante Sanidad sigue su curso). Las "chapuceras cartulinas de colores" se deben a que los letreros de diseño no los lee nadie: si hay letreros discretos, «no hay información"; si son cartulinas de colorines, somos unos horteras. La cuestión es protestar.Si la gente llena los asientos y las escaleras es porque prefiere esperar un rato y no tener -que volver otro día, como ocurría antes, ya que desde el pasado mes de octubre los certificados se hacen al momento (pero esto no es noticia). Nadie nos lo ha exigido. No nos hemos sentido mejor considerados (a la vista está), ni nos han pagado más a fin de mes. Lo hemos hecho, con mucho esfuerzo, por el simple placer de servir mejor. Pero tal vez hubiera sido mejor seguir con el "vuelva usted mañana" (o pasado) y no complicarnos la -existencia. Tampoco dice el autor cuánto tiempo tardamos en atender a cada persona, porque somos eficaces y eso no vende. Dice que somos "olímpicos por la forma en que "despachamos" a la gente: si nos entretenemos, somos los funcionarietes de siempre; si vamos rápido, "despachamos" a la gente. Una ya no sabe qué hacer.

Dice (sic): "A los cinco minutos vuelve [el funcionario] con ,un certificado, una copia de: algo que ya estaba en el Libro de Familia y que ellos mismos escribieron hace un par de años". El señor Martín no sabe que las inscripciones de nacimiento se pueden modificar por diversas circunstancias; que la policía lepide un certificado actual para comprobar que no ha habido modificaciones; que los certificados para la primera expedición del DNI son especiales, sólo se expiden para este fin y están controla dos por el Registro -Civil y la Policía (por razones obvias). * Tampoco dice que los certificados son gratuitos, nadie gana nada pidiéndolos.

Todo lo que acabo de exponer sí es materia para una noticia, pero el autor escribe un artículo para la risa fácil, incompleto, sin rigor y desinformador-

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Funcionaria de la sección de nacimientos del Registro Civil de Barcelona y 51 firmas más. Barcelona.

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