Tribuna:

Por más y mejores empleos

El autor pide un debate nacional para poner en marcha políticas de crecimiento cualitativo que busquen la creación de empleo en combinación con el respeto al medio ambiente

Los sindicatos mayoritarios de España hemos convocado a los trabajadores y trabajadoras a las movilizaciones conjuntas del Primero de Mayo para expresar las demandas prioritarias en la hora actual. Demandas que se traducen, en primer lugar, en reclamar más y mejores empleos para todos en momentos en que el paro ha alcanzado niveles desconocidos en nuestra, historia reciente: Las recetas que se han practicado hasta ahora no han sido eficaces. La política de ajuste permanente de la economía (¿hay algún país que haya alcanzado la prosperidad general practicando sólo políticas de ajuste?) centrad...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los sindicatos mayoritarios de España hemos convocado a los trabajadores y trabajadoras a las movilizaciones conjuntas del Primero de Mayo para expresar las demandas prioritarias en la hora actual. Demandas que se traducen, en primer lugar, en reclamar más y mejores empleos para todos en momentos en que el paro ha alcanzado niveles desconocidos en nuestra, historia reciente: Las recetas que se han practicado hasta ahora no han sido eficaces. La política de ajuste permanente de la economía (¿hay algún país que haya alcanzado la prosperidad general practicando sólo políticas de ajuste?) centradas prioritariamente en corregir los desequilibros macroeconómicos -la inflación y el déficit público- ya vemos a qué resultados conducen: ni la inflación se controla ni el déficit se reduce, pero en cambio, tenemos casi una cuarta parte de nuestra población activa en paro.Necesitamos un gran debate nacional para convencer a los poderes públicos de que es menester optar por políticas de crecimiento cualitativo. Que permitan combinar las necesidades del desarrollo con las exigencias medioambientales, fomentar, a través de una adecuada política industrial, los sectores claves de la economía, defender las actividades -como la pesca y la agricultura- que han sido fuentes tradicionales de empleo y de riqueza para amplias zonas de nuestro país, impulsar, en definitiva, aquellos sectores en que podemos ser más competitivos en un mercado crecientemente globalizado. Pero no basta con lograr el crecimiento económico si no se traduce en creación de empleo, y las malas perspectivas que hay en esta materia obligan a adoptar medidas audaces: uno de los objetivos sindicales es el reparto del empleo a través de una reorganización del tiempo de trabajo con la mira puesta en las 35 horas semanales.

Más información

Empleos de mejor calidad implica optar por la reunificación del mercado de trabajo y rechazar la opción que es la de la reciente reforma laboral de la desregulación y la reducción de los mínimos legales. Es una permanente huida adelante: cuando se constata que una amplia modificación legislativa no fomenta realmente el empleo estable y que no produce el "restablecimiento de la causalidad en la contratadión", como se había prometido. Se comienza a hablar de, otra vuelta de tuerca, el abaratamiento de los despidos. ¿No resulta más sensato pensar que el problema no, está en las leyes laborales" sino en otra parte?

Demandar, en segundo lugar, la solidaridad activa de la sociedad hacia los sectores más necesitados. Una solidaridad que nos afecta. a todos, pero que es más exigible en quienes tienen mayor capacidad de prestarla. El Estado de bienestar es una seña, de identidad de los europeos y forma parte de nuestra cultura social. Quienes proclaman su destrucción -o su reducción al mínimo- invocando simples teorías económicas, que son en realidad pura ideología, no se han detenido a explicar las consecuencias de lo que proponen: es claro que privatizar la sanidad pública conducirá, ahí está el ejemplo de Estados Unidos, a privar de una cobertura básica a amplias capas de la población necesitada. Reducir al mínimo las pensiones para fomentar los sistemas privados de aseguramiento conllevará el aumento de la pobreza en el amplio colectivo de jubilados y pensionistas. Y recortar más la ya insuficiente protección por desempleo privará de ingresos imprescindibles a miles de familias en situación extrema.

A la espera de las medidas concretas que demanda su puesta en práctica hemos valorado positivamente, en principio, el Pacto de Toledo en cuanto implica un compromiso de todo el arco parlamentario para defender el sistema público de pensiones. Se trata, sin duda, de un paso importante, aunque habremos de estar muy vigilantes en cuanto a su cumplimiento en el desarrollo del mismo. Es conveniente ir más allá y establecer garantías políticas que despejen las incertidumbres hoy existentes sobre el futuro de la sanidad pública, sobre la cobertura por desempleo y sobre la subsistencia misma del Estado de bienestar. Los sindicatos hemos pedido reiteradamente acuerdos amplios y estables sobre estas materias tan importantes que no deben quedar a expensas de coyunturas electorales ni al constante goteo de medidas parciales que suelen preanunciarse mediante la táctica del globo sonda. Los trabajadores tienen derecho a saber qué es lo que piensan hacer sus gobernantes sobre materias que marcarán el destino de las generaciones actuales y de las próximas. El Primero de Mayo es una ocasión oportuna para recordarlo y para exigirlo.

Y reclamar, en tercer lugar, la Europa social como vector de la integración. Para situar, como reza el lema del próximo congreso de la Confederación Europea de, Sindicatos, al empleo y a la solidaridad en el corazón de Europa. Ello implica movilizarnos en favor de un amplio programa comunitario que comprende: la igualdad de trato de los trabajadores y la lucha contra toda forma de discriminación, especialmente de las mujeres y de los provenientes de terceros países. Tras años de demandas sindicales hoy son una realidad los comités de empresa europeos. Con la misma constancia lograremos que la dimensión social sea un pilar de la construcción europea, así como una de las reivindicaciones principales del sindicalismo del mundo industrializado: que la Organización Mundial de Comercio exija el cumplimiento de los convenios básicos de la Organización. Internacional del Trabajo (OIT).

Pero la jornada reivindicativa del Primero de Mayo tiene, además, otro sentido que enlaza con sus raíces históricas. Implica llevar una voz de aliento a millones de hombres y mujeres en todo el mundo que rechazan los vientos de fronda del neoliberalismo y reclaman más justicia social. Que no aceptan el discurso de la resignación porque creen que es posible una sociedad mejor. Que no se conforman con el discurso catastrofista de expertos económicos que más de una vez se han equivocado y consideran que sí merece la pena luchar por el pleno empleo. Que siguen considerando a los sindicatos como organizaciones absolutamente, imprescindibles para la defensa de sus derechos.

Si algún sentido tiene el Primero de Mayo es ser la expresión de la reivindicación de los trabajadores, pero también la voz de la esperanza.

es secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Archivado En