Cartas al director

Canadiense hispana

Soy una canadiense que quiere tanto a España como a su propio país; viví unos años maravillosos en España, entre 1969 y 1975, y regreso siempre que puedo. Quisiera decirle a sus lectores que el problema de la pesca el algo lamentable que, de habernos entendido, no tendría por qué haber sucedido.Hace menos de dos años se empezó a debatir en la prensa la cuestión de que la pesca escasea en nuestras aguas. Los biólogos marinos afirmaban no saber por qué tantas especies estaban en peligro de extinción, especialmente el bacalao y el rodaballo. La culpa la tienen pescadores canadienses y extranjeros...

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Soy una canadiense que quiere tanto a España como a su propio país; viví unos años maravillosos en España, entre 1969 y 1975, y regreso siempre que puedo. Quisiera decirle a sus lectores que el problema de la pesca el algo lamentable que, de habernos entendido, no tendría por qué haber sucedido.Hace menos de dos años se empezó a debatir en la prensa la cuestión de que la pesca escasea en nuestras aguas. Los biólogos marinos afirmaban no saber por qué tantas especies estaban en peligro de extinción, especialmente el bacalao y el rodaballo. La culpa la tienen pescadores canadienses y extranjeros por igual: han pescado demasiado utilizando métodos dudosos, rastreando el fondo del mar y exterminando el plancton, que sirve de alimento al bacalao, el calamar, etcétera.

En 1994 se repuso una película canadiense que trataba de Terranova y de la extinción de la pesca. Esa película, realizada por la Oficina Nacional del Cine Canadiense, critica el comportamiento de los canadienses en este tema y plantea el punto de vista de los pescadores extranjeros a la vez que critica la práctica de la pesca de arrastre. A diferencia de Galicia, que cuenta con una gran industria maderera, Terranova depende absolutamente de la pesca para sobrevivir. No hay madera ni ninguna otra materia prima. Hace tiempo que cerraron la mayoría de las conserveras y miles de personas se han quedado sin trabajo, y esta película lo retrata fielmente. La conclusión a la que llega la película es que ya no quedan peces y no sabemos si volverá a haber.

Yo recuerdo como los mejores de mi vida el bacalao al pilpil, la merluza a la vizcaína y tantos otros platostípicos españoles preparados por los expertos cocineros de su país. Siempre recordaba agradecida a mis paisanos por haberles facilitado ese bacalao tan delicioso. ¿No les parece que esto es absurdo? Estamos discutiendo por algo que ya prácticamente no existe y que, sin duda alguna, dejará de existir por completo si continuamos pescando peces demasiado pequeños.

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Y lo que es peor, estamos poniendo en peligro la larga amistad existente entre nuestros dos países. Creo que no es válido decir que llevan 400 años pescando en el mismo sitio y que, por eso, tienen que seguir haciéndolo, dado que la riqueza del mar ya está casi agotada. Tenemos que pensar en el futuro de nuestros hijos, que no podrán comer nunca bacalao si no nos ponemos de acuerdo rápidamente para evitar su exterminio.

Yo tenía previsto llevar un grupo de canadienses a veranear a España el próximo agosto, y mostrarles la verdadera España no turística del centro y del norte. ¡Ahora me temo que todo va a quedar en agua de borrajas por seguir pescando en aguas donde ya casi no queda pesca!

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