Condenado a 23 años un joven que robo y maltrató a los abuelos de su novia

La pareja quería apropiarse de los ahorros de los ancianos

Jesús Félix Otero, de 25 años, ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Vitoria a 20 años de cárcel y a una multa de casi dos millones de pesetas como culpable de varios delitos de allanamiento de morada, hurto continuado, amenazas y lesiones, con numerosas agravantes, cometidos contra los abuelos de su compañera, Amaya Varela, de 22 años, castigada a tres años de cárcel. La Audiencia entiende que la estrategia de los jóvenes, instalados a la fuerza en el domicilio de los abuelos de Amaya, unos ancianos con problemas de salud, era apropiarse lentamente de sus ahorros y bienes.

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Jesús Félix Otero, de 25 años, ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Vitoria a 20 años de cárcel y a una multa de casi dos millones de pesetas como culpable de varios delitos de allanamiento de morada, hurto continuado, amenazas y lesiones, con numerosas agravantes, cometidos contra los abuelos de su compañera, Amaya Varela, de 22 años, castigada a tres años de cárcel. La Audiencia entiende que la estrategia de los jóvenes, instalados a la fuerza en el domicilio de los abuelos de Amaya, unos ancianos con problemas de salud, era apropiarse lentamente de sus ahorros y bienes.

Los ancianos Valentina, de 77 años, con artrosis por todo el cuerpo y casi sorda, y Manuel Soloa, de 82 años, con serios problemas de invalidez, e invidente, pasaron unos dos años sometidos a todo tipo de intimidaciones, vejaciones, malos tratos e incomunicación a manos de su nieta y el novio de ésta.En ocasiones, la anciana tuvo que ser tratada de lesiones provocadas por una paliza que le propinó el condenado, y durante ese tiempo, entre 1992 y 1994, pasaron hambre. Entre los dos tenían unos ingresos mensuales por sus pensiones de 130.000 pesetas.

La intervención judicial se produjo en esa última fecha, cuando los ancianos arrojaron una nota manuscrita por la ventana, que recogió el cura del barrio, poniéndolo en conocimiento de la policía. "La casa", cita la sentencia en su capítulo de hechos probados, "estaba en gran desorden, los ancianos, asustados y en mal estado general, quejándose de vejaciones y hurtos, pero no de estar encerrados en contra de su voluntad".

No hubo detención ilegal

Los magistrados les absolvieron, sin embargo, de cuatro delitos de detención ilegal, por los que el Ministerio Fiscal pedía 24 años de prisión mayor para él y 20 para ella. En la sentencia establecen que queda perfectamente acreditado que los ancianos entraban y salían de su casa, con ayuda de los asistentes sociales, e incluso abrían de vez en cuando la puerta exterior de la vivienda.

Descartan que los abuelos, con graves problemas para moverse de manera autónoma y a los que les quitaban el teléfono, hubieran permanecido secuestrados en su domicilio ya que "de nada habría servido su detención durante minutos u horas si al día siguiente podían salir de casa o hablar con sus cuidadores" y otras personas.

El total del dinero que les robaron, a una media mensual de 120.000 pesetas, ascendió a casi 2,5 millones de sus ahorros. En las tiendas de comestibles llegaron a darles género a crédito para que tuvieran algo que llevarse a la boca en más de una ocasión.

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