Zedillo quiere lograr en Chiapas una solución "sin vencedores ni derrotados"

El Gobierno mexicano anunció el miércoles que espera un desenlace "duradero y justo" del conflicto de Chiapas basado en la negociación, de manera que no haya "ni vencedores ni derrotados". En este sentido advirtió que la ley de amnistía que en las próximas horas discutirá el Parlamento tiene como fin "contribuir a la reconciliación y a la unidad de la sociedad chíapaneca". A la amnistía se podrán acoger todos los zapatistas, incluidos Marcos y quienes están actualmente encarcelados.Por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN), cuyos principales dirigentes se encuentran refug...

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El Gobierno mexicano anunció el miércoles que espera un desenlace "duradero y justo" del conflicto de Chiapas basado en la negociación, de manera que no haya "ni vencedores ni derrotados". En este sentido advirtió que la ley de amnistía que en las próximas horas discutirá el Parlamento tiene como fin "contribuir a la reconciliación y a la unidad de la sociedad chíapaneca". A la amnistía se podrán acoger todos los zapatistas, incluidos Marcos y quienes están actualmente encarcelados.Por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN), cuyos principales dirigentes se encuentran refugiados en la selva, no había habido hasta ayer respuesta alguna a este último mensaje gubernamental.

En medios del Gobierno existía ayer preocupación por la forma en que se estaban desarrollando los acontecimientos y también por el eco que en algunos países europeos está teniendo la intervención militar en la selva. De hecho, un diario mexicano lleva dos días recogiendo comunicados de intelectuales y artistas del otro lado del Atlántico que piden la retirada del Ejército de Chiapas. Entre ellos figuran Rafael Alberti, Victoria Camps, Luis Goytisolo, Gabriel Jackson, Carlos Saura, Adolfo Marsillach, Gilles Perrault, Roger Garaudy, Marie-Claire Mendes-France, Bernardo Bertolucci y Umberto Eco.

Pese a que existía cierta tranquilidad gubernamental por el resultado de la ofensiva militar, desplegada en la selva, que se supone ha estado muy lejana de la barbarie que supuso la represión de enero de 1994, el golpe de fuerza del presidente Zedillo no ha sosegado a los mercados financieros ni tampoco a la calle. Mientras la Bolsa de valores caía el miércoles en picado y el peso soportaba ayer nuevas pérdidas, 12 manifestaciones salían de puntos distantes de la ciudad para coincidir en el Zócalo. Era la segunda gran concentración humana en cinco días contra la orden de represión del movimiento guerrillero.

Pese a ello, la tensión es muy diferente a la que vivió el país en enero de 1994. Hay más preocupación por la crisis económica que por las noticias que llegan de Chiapas. Lo que sí se está notando es una división cada vez mayor en la sociedad mexicana.

Zedillo, durante una de sus intervenciones públicas ayer, hizo alusión al problema de la división de los mexicanos al advertir que "un país que se fragmente, en el cual los mexicanos caigamos en la disputa o en el encono, no servirá a ninguna causa noble".

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