Cartas al director

Desde el dolor hacia la paz

En momentos de dolor, de rabia, de impotencia, se hace necesario, más que nunca diría yo, mantener la serenidad, no dejarse llevar por deseos de venganza.El asesinato de Gregorio Ordóñez ha llenado de consternación y dolor a todas las personas de buena voluntad, al margen de su ideología política. He visto lágrimas en personas que no sólo no comparten las ideas de Gregorio Ordóñez, sino que incluso en muchas ocasiones han criticado sus expresiones; eran lágrimas sinceras de dolor e impotencia por la muerte de una persona, porque, en definitiva, de eso se trata; ETA ha vuelto a asesinar a una p...

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En momentos de dolor, de rabia, de impotencia, se hace necesario, más que nunca diría yo, mantener la serenidad, no dejarse llevar por deseos de venganza.El asesinato de Gregorio Ordóñez ha llenado de consternación y dolor a todas las personas de buena voluntad, al margen de su ideología política. He visto lágrimas en personas que no sólo no comparten las ideas de Gregorio Ordóñez, sino que incluso en muchas ocasiones han criticado sus expresiones; eran lágrimas sinceras de dolor e impotencia por la muerte de una persona, porque, en definitiva, de eso se trata; ETA ha vuelto a asesinar a una persona, y ya son muchas, demasiadas, porque. un solo asesinato ya es demasiado. Este asesinato, como todo acto terrorista, tiene además una dimensión de ataque al sistema democrático, más evidente al tratarse de un representante elegido por el pueblo. Sin embargo, y por desgracia, esto tampoco es algo nuevo ni tan lejano en el tiempo; si en todos los medios se ha recordado el asesinato de Enrique Casas, tampoco podemos olvidar que Santi Brouard y Josu Muguruza también fueron asesinados.

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Una vez más, ETA, con su barbarie, ha vuelto a recordarnos que cualquier persona puede convertirse en su objetivo. El asesinato de Gregorio Ordóñez no es un salto cualitativo, no marca un antes y un después salvo para él, sus familiares y amigos, como también hubo un antes y un después para todas las víctimas de la violencia. Sin embargo, puede ser un salto cualitativo, puede marcar un antes y un después para aquellas personas que, desde hoy, se sumen a la movilización contra la violencia y continúen en ella, día a día, durante el, tiempo que sea necesario hasta alcanzar una sociedad en paz y reconciliada.

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No podemos permitir que momentos como éste, en los que la rabia está a flor de piel, nos aparten de un ya largo camino, nos planteen la tentación de combatir el fuego con el fuego, porque, si bien puede ser eficaz para apagar el incendio, la única consecuencia es dejar todo arrasado. Por duro que resulte, tenemos que seguir defendiendo los derechos humanos, todos los derechos humanos: primero, por supuesto, el derecho a la vida, sin el que no tienen lugar los demás; pero, junto a él, todos los demás derechos y para todas las personas, incluidos los presos por delitos terroristas. Es difícil decir este, ahora, lo sé, pero ahí radica, nuestra mayor diferencia con los violentos: en nuestra defensa inquebrantable de los derechos humanos incluso para, aquellos que no los respetan ... - Miembro de la Comisión Permanente de la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria.

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