Del fuego al hielo

Al caer la noche sobre las chabolas marroquíes del poblado de Casas de Diego, en Majadahonda (37.000 habitantes), el frío y la humedad calan la ropa y entumecen el cuerpo. Los 250 marroquíes que habitan el poblado se guarecen en los catres de sus chabolas o se agrupan en torno a hogueras abrigados hasta las orejas. Tras el incendio intencionado de hace una semana, en el que ocho chabolas se consumieron, la Cruz Roja montó una tienda de campaña tipo barracón para los 50 norteafricanos que perdieron su hogar en las llamas. La mayoría de los damnificados, fueron acogidos por sus compatriotas en c...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Al caer la noche sobre las chabolas marroquíes del poblado de Casas de Diego, en Majadahonda (37.000 habitantes), el frío y la humedad calan la ropa y entumecen el cuerpo. Los 250 marroquíes que habitan el poblado se guarecen en los catres de sus chabolas o se agrupan en torno a hogueras abrigados hasta las orejas. Tras el incendio intencionado de hace una semana, en el que ocho chabolas se consumieron, la Cruz Roja montó una tienda de campaña tipo barracón para los 50 norteafricanos que perdieron su hogar en las llamas. La mayoría de los damnificados, fueron acogidos por sus compatriotas en chabolas vecinas, en especial los enfermos. Los restantes, unos diez, ocupan aún hoy la lona de la Cruz Roja.La crudeza del clima vence las resistencias del cuerpo de forma, constante. "Las enfermedades respiratorias y musculares están garantizadas bajo estas condiciones metorológicas. El otro día le traje una faja a uno de ellos porque le dolía la espalda", cuenta Alberto, responsable del puesto de la Cruz Roja de Las Rozas (44.000 habitantes) y Majadahonda.

Más información

Los trabajos que ocupan a estos inmigrantes magrebíes son siempre esporádicos. Los empresarios los contratan como jardineros o albañiles.

Alí Almusati vive en una de las chabolas de Casas de Diego. Es un inmigrante legal de 40 años que trabaja de albañil en Majadahonda: "Yo he venido aquí a trabajar para mandar mis ganancias a mis siete hijos en Tetuán. En este poblado hay gente que no se molesta por. encontrar un empleo y se dedica a la venta de droga. Esta gente perjudica a los que, como yo, se esfuerzan y sacrifican a diario para alimentar a sus familias en Marruecos".

La venta de hachís en el poblado se hace a pequeña escala y es una minoría la que se dedica a ello. "No tengo trabajo y paso hambre y frío; no tengo otra alternativa", afirmó uno de los traficantes, que no quiso dar su nombre.

Los planes oficiales de instalar barracones para alojar a los inmigrantes que malviven en chabolas en localidades del noroeste como Majadahonda y Boadilla del Monte (18.000 habitantes) han fracasado. La Comunidad y los alcaldes afectados no se han puesto de acuerdo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En