Tribuna:¿CÓMO ACABAR LA GUERRA DE BOSNIA?

Contra el uso de la fuerza

La crisis yugoslava se prolonga ya varios años, y cada nuevo período que transcurre lleva a la ampliación del número de sus participantes, profundiza el conflicto y abre nuevas heridas que ya no serán curadas. Hoy algunos políticos se inclinan incluso a aceptar la tesis de que el conflicto durará varios decenios. En la solución de la crisis trabajan los mejores cerebros de la humanidad, los diplomáticos más experimentados, los políticos más hábiles, decenas de organizaciones internacionales y regionales. Sin embargo, todos los esfuerzos de las organizaciones internacionales han resultado poco ...

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La crisis yugoslava se prolonga ya varios años, y cada nuevo período que transcurre lleva a la ampliación del número de sus participantes, profundiza el conflicto y abre nuevas heridas que ya no serán curadas. Hoy algunos políticos se inclinan incluso a aceptar la tesis de que el conflicto durará varios decenios. En la solución de la crisis trabajan los mejores cerebros de la humanidad, los diplomáticos más experimentados, los políticos más hábiles, decenas de organizaciones internacionales y regionales. Sin embargo, todos los esfuerzos de las organizaciones internacionales han resultado poco eficaces. ¿Por qué ocurre así?Entre las principales causas se cuentan la reagrupación de fuerzas en Europa y la creación de nuevos centros de poder político; la falta de la experiencia necesaria en la solución de conflictos semejantes y también, lo más importante, los diversos intereses de lo! países más poderosos de Europa y América en los Balcanes y, por consiguiente, valoraciones distintas de las fuentes del conflictos y de la responsabilidad de las partes.

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Desde el comienzo de la crisis se veía claramente la actitud inadecuada tanto de las organizaciones internacionales como de algunos países hacia los principales protagonistas del conflicto. Así, el doble rasero aplicado llevó a la falta de objetividad de esas organizaciones. En los medios informativos, que han cubierto profusamente el tema, se apoyaba unánimemente a las repúblicas no comunistas de Eslovenia y Croacia, que habían tomado el rumbo hacia la separación de la Federación, mientras que Serbia y Montenegro inmediatamente recibieron el sambenito de neocomunistas, aunque intentaban preservar la Federación o llevar a cabo su desmembramiento de manera civilizada.

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La unilateralidad se convirtió en el rasgo distintivo de la actividad de las organizaciones internacionales y de los medios informativos de la mayoría de los países occidentales, que durante mucho tiempo insistieron en que la única culpable del conflicto era Serbia. Durante largos meses se ocultaron hechos como los asesinatos masivos de la población civil serbia en el territorio de Croacia; o la ayuda militar a Croacia por parte de la Alemania unificada; o los suministros de armas a los musulmanes.

El Consejo de Seguridad ha creado la base jurídica para la actividad unilateral antiserbia de la ONU, el Unprofor y la OTAN. Antes de que vencieran sus mandatos fueron destituidos de sus cargos tres comandantes de las fuerzas de interposición de la ONU en Bosnia y Herzegovina. La causa de estos ceses fue la crítica de la ONU por sus posturas independientes y suficientemente objetivas.

Como es sabido, cuando se produce un altercado en la familia no suele haber un solo culpable. Con mayor razón, hay que ser mucho más cauteloso cuando se trata de conflictos nacionales. Hoy en día, muchos países ponen en duda una serie de pasos y medidas de las organizaciones internacionales por considerarlos errados. Así, el reconocimiento apresurado por la Comunidad Europea de las independencias de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, la prisa que se dieron a Yugoslavia son ejemplos de cómo prevalecen los motivos políticos sobre los jurídicos.

Un segundo ejemplo es el de las sanciones contra Yugoslavia, país que no participa en el conflicto. Contra un pueblo que no combate y que no tiene reclamaciones territoriales hacia sus vecinos, se han implantado las sanciones más severas en la toda la historia de la aplicación de medidas semejantes por parte de la ONU. Yuli Vorontsov, hasta hace poco representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad, subrayaba: "Las sanciones no deben servir como un instrumento que castigue sin cesar a los inocentes, lo cual amenaza al prestigio de la ONU y a sus tradiciones e ideales humanistas"

Hay muchos datos que señalan que ha comenzado una crisis en esta organización. La tendencia más peligrosa, que se manifestó de manera muy clara precisamente en la crisis yugoslava, es el distanciamiento de los principios de pacificación, el intento de resolver los problemas por la fuerza, la disposición de traspasar parte de sus funciones a la OTAN, organización que conoce sólo métodos de fuerzas para solucionar los conflictos. Según el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, "Rusia nunca ha apoyado los métodos militares para solucionar los problemas de la crisis yugoslava ni menos aún mediante la intervención de fuerza de la comunidad mundial contra una de las partes bosnias".

El incremento de las facultades de la Alianza Atlántica, propiciado por el Consejo de Seguridad, hace posible en un futuro próximo la exclusión de Unprofor de la solución de los problemas, la evacuación de los batallones de pacificación de Croacia y Bosnia, y, en ese caso, la apuesta por una solución de fuerza conducirá únicamente a prolongar el conflicto.

Yelena Guskova doctora en Historia, es especialista del Instituto de Eslavismo y Balcanística de la Academia de Ciencias de Rusia.

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