Viajes de ida y vuelta

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La venta de Intelhorce a Giovanni Orefici fue, como lo había sido cuando se vendió al grupo Castell, un viaje de ida y vuelta. Orefici presentó un plan de reducción que rechazaron los trabajadores, lo que trastocó la venta a Hytasa. Finalmente, en abril de 1992, Improasa, dependiente de Patrimonio, volvió a asumir la titularidad y se firmó un plan de viabilidad que contemplaba una inversión de 1.200 millones en tecnología y bajas incentivadas para 573 trabajadores. Curiosamente fueron 744 empleados los que solicitaron su baja voluntaria.El Ministerio de Economía sostiene que en estos dos años Intelhorce ha recibido del erario público otros 5.000 millones en capital y 9.000 millones en préstamos y que no existe viabilidad posible, más aún cuando las previsiones para el presente ejercicio estiman pérdidas de 1.900 millones. Patrimonio alega que la suspensión de pagos es la salida menos traumática, más aún cuando el 95% de los acreedores de los 14.000 millones de deuda son instituciones públicas por lo que no existirían grandes obstáculos para superar el expediente.

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Para los trabajadores, lo peor es que la amenaza definitiva les llega en el momento menos propicio para pensar en recolocaciones. Su me día de edad ronda los 50 años y su antigüedad media en la empresa es de 22 años.

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