ELECCIONES VASCAS

Un pueblo con crisis de identidad

Las tensiones localistas dificultan el proyecto político de Euskadi

Hubo un grupo de reggae en Vitoria que hace años, liando cigarrillos de marihuana, logró acuñar todo un himno dedicado a la singularidad vasca. "En Vitoria-Gasteiz, / donde se hace la ley, / capital artificial / de un país singular, todavía hay quien resiste, quien okupa, quien objeta. / Dicen los gobernantes que el problema sólo es ETA. Menuda jeta, jeta, jeta, jeta". Los Potato aún deambulan por la cuchi y por la zapa del casco viejo vitoriano ofreciendo su clarividencia a ritmo ralentizado. Parece que ya nadie duda de que el problema vasco no lo es solamente de pistolas...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hubo un grupo de reggae en Vitoria que hace años, liando cigarrillos de marihuana, logró acuñar todo un himno dedicado a la singularidad vasca. "En Vitoria-Gasteiz, / donde se hace la ley, / capital artificial / de un país singular, todavía hay quien resiste, quien okupa, quien objeta. / Dicen los gobernantes que el problema sólo es ETA. Menuda jeta, jeta, jeta, jeta". Los Potato aún deambulan por la cuchi y por la zapa del casco viejo vitoriano ofreciendo su clarividencia a ritmo ralentizado. Parece que ya nadie duda de que el problema vasco no lo es solamente de pistolas y amosal, y según pasa el tiempo se van perfilando nuevos conflictos.Unido al desarrollo del Estatuto está la articulación interna del país. Las últimas consultas electorales han activado una nueva alarma: las tensiones localistas. Ya no se trata de aquella batalla provinciana entre el Athletic o la Real Sociedad. Ni tampoco una historia de chistes malos de guiputxis y vizcaínos. La cuerda se tensa desde los polos: el abertzalismo enquistado en Guipúzcoa y el discurso antinacionalista de Unidad Alavesa (UA). De fondo, el crecimiento electoral de las opciones de ámbito estatal. Juan José Barahona lleva 27 de sus 30 años ligado de una u otra manera a las aulas. Ahora es profesor en las ursulinas -"en el modelo A [castellano]", precisa- y hace cuatro años hundió, junto a otros 14.000 alaveses, una espina en el discurso patriota de la construcción nacional. Un año más tarde, los apoyos de UA superaron los 22.000 votos. Barahona está orgulloso de haber "ayudado" a la vertebración de Euskadi con UA. "Sin este partido, los excesos del nacionalismo no tendrían límite. Cada vez que Arzalluz habla de autodeterminación, se me revuelven las tripas", admite este militante de UA, vitoriano antes que vasco y español, y ciudadano del mundo.

Más información

Harto de ser únicamente el botijo de Euskadi (por aquello de que los pantanos están en Álava) y de tener que estudiar euskera a golpe de corneta para alcanzar el perfil lingüístico Barahona ha construido un discurso naif, pero sugerentemente popualavesista: "El nacionalismo cree que Bilbao es el centro y nos trata a los demás como colonias. Y además nos roban: 67 de cada 100 pesetas que tributamos los alaveses son administradas por el Gobierno vasco. El dinero se va, y a cambio, ¿qué tenemos?: las peores carreteras de España y poco más. Yo soy solidario, pero no tonto, y ya estamos hartos de que nos quieran construir nacionalmente todos los días". Y es que están dispuestos a pedir el derecho de autodeterminación para Álava como se juegue mucho con ese asunto.

La pluralidad en la comunidad autónoma se ha convertido en un fetiche. Casi todos la reivindican, pero ningún partido es capaz de vertebrar en solitario el panal tricolor vasco. Conceder la capitalidad a Vitoria o repartir igualitariamente los 75 escaños entre los tres territorios fueron, sin duda, guiños a la cohesión. Pocos niegan que los sucesivos Gobiernos de coalición entre socialistas y nacionalistas han dotado de estabilidad política al País Vasco.

Pero un problema de crisis de identidad como el que arrastra Euskadi, polarizado por la violencia y el españolismo-nacionalismo, no se arregla con el derby entre rojiblancos y blanquiazules. Xabier Aguirre es un nacionalista de los que se han retirado la boina para ver mejor el futuro. Militante de Eusko Alkartasuna (EA), nació hace 55 años en Idiazábal, vive en San Sebastián y trabaja de funcionario en Vitoria. Cree que últimamente Ias fuerzas españolas" han conquistado espacios, defiende el derecho de autodeterminación, pero aun así es consciente de que "la vertebración del país pide la coexistencia de diferentes tendencias". Aguirre rezuma realismo y asegura que el eje de la próxima legislatura va a ser el Partido Nacionalista Vasco.

La receta no es sencilla, pero a medio plazo la cohesión del País Vasco pasaría por renovar el nacionalismo, sacándolo de la crisis y metiéndolo en Europa; por darle la palabra al lado vasquista del PSE-EE, "que tiene muchísimo que decir", y por que HB ocupe el espacio político que le corresponde, resume.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En