Un toro del encierro de Fuenlabrada se paseó impregnado de sangre con sida

Un toro de los en Macierros de Fuenlabrada (155.000 habitantes) se paseó bitan durante dos horas por las calles de la localidad con un pitón impregnado de sangre portadora de sida. El astado había corneado a un corredor seropositivo, según han informado fuentes hospitalarias y han confirmado fuentes políticas. Esa persona recibió una cornada que dejó ensangrentado el pitón, y el toro siguió su carrera en pos de los mozos. Según el parte de aquel día, tras esta cornada no se produjeron otras: el resto de los lesionados sufrió contusiones, pero no heridas de sangre.Fuentes médicas han explicado ...

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Un toro de los en Macierros de Fuenlabrada (155.000 habitantes) se paseó bitan durante dos horas por las calles de la localidad con un pitón impregnado de sangre portadora de sida. El astado había corneado a un corredor seropositivo, según han informado fuentes hospitalarias y han confirmado fuentes políticas. Esa persona recibió una cornada que dejó ensangrentado el pitón, y el toro siguió su carrera en pos de los mozos. Según el parte de aquel día, tras esta cornada no se produjeron otras: el resto de los lesionados sufrió contusiones, pero no heridas de sangre.Fuentes médicas han explicado que las posibilidades de un contagio con el asta de un toro no es fácil, pero agregaron que tampoco se pueden reducir a cero. Normalmente, los médicos aconsejan no compartir objetos cortantes o incisivos que pueden actuar como transmisores (cuchillas de afeitar, jeringuillas, cepillos de dientes ... ).

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El herido es un ex toxicómano ya rehabilitado y que fue atendido tras la cornada en un centro médico. Este periódico conoce su nombre y apellidos, las lesiones que le causó el toro y el día y el lugar en que fue alcanzado, pero no se facilitan en estas páginas por respeto a su intimidad.

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La cornada se produjo al comenzar el encierro

VIENE DE LA PÁGINA 1La cornada se produjo a los tres minutos de salir de los toriles. Tras la cogida, el toro con el cuerno ensangrentado permaneció en el encierro dos horas más hasta que fue sacrificado.

Según Héctor Anabitarte, médico de la Fundación Antisida, ese pitón podía haber transmitido la enfermedad a otro mozo al que hubiese corneado durante el encierro. "Si hubiera cogido a cualquier persona en una vena, con toda probabilidad le habría transmitido los anticuerpos", explicó. "A los 20 minutos, los anticuerpos se desvanecen, pero si el asta penetra antes en la arteria o en la vena de otra persona, el riesgo de contraer la enfermedad es muy alto".

Después de la tremenda cogida, el pitón del toro golpeó en el glúteo de un muchacho y acarició la pierna de varios mozos, pero no volvió a penetrar en el cuerpo de nadie más, según el parte médico ofrecido por el Ayuntamiento de Fuenlabrada. Según el portavoz municipal, Manuel Robles, ese día sólo hubo un corneado por asta de toro. Las otras dos personas que pasaron por la enfermería sólo tenían contusiones.

El mozo seropositivo, gravemente herido y con la pierna ensangrentada, fue recogido por varios vecinos de Fuenlabrada, que en volandas le evacuaron hasta la ambulancia de Cruz Roja. En el primer traslado fue conducido al hospital móvil del Arroyo, donde recibió la primera atención. Al carecer el hospital Severo Ochoa de Leganés de cirugía cardiovascular, se le llevó al hospital de Getafe, donde fue intervenido durante tres horas y media. Anoche evolucionaba perfectamente.

Los concejales de Fuenlabrada conocían ayer la enfermedad del hombre corneado. Según el portavoz del PP, Antonio Hernández Guardia, "es difícil actuar en este caso si no se sabe nada". Para José María Domínguez, concejal de IU, el asunto es muy serio: "Un encierro es peligroso, pero con lo que ha ocurrido lo es aún más, por lo que se deben hacer inmediatamente análisis de sangre a todos los cogidos".

En mayo de 1988, el banderillero El Campeño murió en la plaza de Las Ventas como consecuencia de una cornada. En los exámenes para un eventual trasplante de sus órganos se comprobó que tenía anticuerpos del sida. Inmediatamente, se ofreció la prueba del virus a 16 personas relacionadas con aquella corrida. La mayoría aceptó, entre ellas, otros banderilleros y los monosabios que le habían trasladado a la enfermería. Pero, según los médicos, de contagio era prácticamente inexistente.

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