Cartas al director

Silencios

Me mueve a escribirle el artículo del escritor francés Dominique Lapierre sobre la liberación de Paris publicado en ese periódico el 21 de agosto, en el que no se hace la menor mención de la punta de lanza de las tropas aliadas que entró en la capital un día antes de que lo hiciera el grueso de las mismas; estaba constituida por la 91 Compañía del Regimiento de Marcha 3º del Tchad de la División Leclerc, llamada la Española por estar compuesta toda ella de exiliados españoles, enviada por delante para ver el sesgo que tomaba la arriesgada operación y actuar en consecuencia.Esa compañía,...

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Me mueve a escribirle el artículo del escritor francés Dominique Lapierre sobre la liberación de Paris publicado en ese periódico el 21 de agosto, en el que no se hace la menor mención de la punta de lanza de las tropas aliadas que entró en la capital un día antes de que lo hiciera el grueso de las mismas; estaba constituida por la 91 Compañía del Regimiento de Marcha 3º del Tchad de la División Leclerc, llamada la Española por estar compuesta toda ella de exiliados españoles, enviada por delante para ver el sesgo que tomaba la arriesgada operación y actuar en consecuencia.Esa compañía, con sus tanques blindados con nombres de batallas de la guerra civil (Madrid, Guadalajara, Brunete, Teruel, etcétera), liberó el Ayuntamiento y los centros oficiales, y comunicó al mando, que se temía una lucha en las calles de París como la habida en Varsovia, que el camino estaba libre.

Ella ,misma fue la que al día siguiente formó la guardia de honor del general De Gaulle, con sus tanques y blindados de nombres españoles, en tomo al Arco del Triunfo, y cubrió luego la carrera de su itinerario hasta la catedral de Nôtre Dame.

En los noticiarios cinematográficos proyectados entonces en París (yo llegué a verlos cuando me trasladé a Francia con el Gobierno republicano en el exilio) aparecieron esos tanques con sus nombres, pero poco a poco, año tras año, fueron desapareciendo de la pantalla hasta quedar suprimidos por completo y reducidos al silencio, como en el artículo de Dominique Lapierre. La actuación de la 9ª Compañía en la liberación de París figura en las páginas 196 y siguientes y en la 240 y siguientes de la novela La gran ilusión, que tuve el gusto de enviarle.

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Ahora, ante el artículo que comento, me pregunto si no convendría publicar algún complemento sobre el mismo que pusiera las cosas en el lugar que les corresponde. Hay silencios, son ya demasiados, que se deberían ir rompiendo a fin de no dejar caer en un injusto olvido las enseñanzas de nuestra guerra civil y sus consecuencias. V. Botella Pastor.

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